El “ghosting” es un término anglosajón que proviene de la palabra “ghost'”, que significa fantasma y se refiere a desaparecer como un ente y cortar todo tipo de comunicación con otra persona sin dar explicaciones.

A pesar de lo decepcionante e incómodo que puede ser experimentarlo, es probable que la persona que lo hace se sienta peor si el vínculo es una amistad que una relación sexoafectiva.

Esa es la conclusión a la que llegaron investigadores de la Universidad de Viena, quienes determinaron que la decisión de terminar una relación de pareja y un vínculo amistoso, son dos cosas bastante diferentes.

“Son fenómenos separados que tienen sus raíces en diferentes antecedentes y tienen distintos resultados perjudiciales”, indicó a PsyPost la autora principal del estudio, Michaela Forrai.

Los investigadores encuestaron a un total de 978 adultos jóvenes entre 16 y 21 años, sobre sus experiencias con parejas románticas y amistosas. Cuatro meses después, se envió otra encuesta para medir los cambios en las experiencias de los participantes a lo largo del tiempo.

Los resultados demuestran que si bien podemos estar más familiarizados con el “ghosting romántico”, abandonar a nuestros amigos puede estar desencadenado por otros factores con consecuencias diferentes.

“Mientras que la sobrecarga de comunicación (es decir, la sensación de recibir más mensajes de los que uno puede manejar) predice positivamente el fantasma de parejas románticas, el fantasma de amigos es predicho por la autoestima”, señalan los autores.

El análisis demostró, por ejemplo, que aproximadamente el 30 % de los jóvenes ha sido “fantasma de alguien”, el 25 % ha hecho ghosting y que el 44 % ha estado en ambos escenarios.

“Son fenómenos separados que tienen sus raíces en diferentes antecedentes y tienen distintos resultados perjudiciales”, indicó la autora del estudio, Michaela Forrai.

Además, hacer”ghosting a un amigo” parece tener más que ver con cómo te sientes contigo mismo. Cuanto mayor sea su autoestima, más probable es que dejes a un amigo, un resultado que los investigadores sugieren, que se reduce a una mayor creencia en tu capacidad para reemplazar a cualquier amigo que hayas decidido abandonar.

“Las personas que afirmaron que habían hecho ghosting de amigos en el pasado tenían más probabilidades de reportar un aumento de las tendencias depresivas cuatro meses después”, aseguró la especialista al medio de comunicación.

De cualquier manera, advirtió Forrai, “nos gustaría alentar a las personas a reflexionar sobre su comportamiento, especialmente dentro de las amistades, para evitar consecuencias negativas para ellos mismos (…)”.

Los resultados del estudio se publicaron en la revista Telematics and Informatics.

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