Los medicamentos pueden ayudar a mejorar la calidad de vida de las personas cuando se trata de salud mental, pero un nuevo estudio demostraría que no todo sería beneficioso.

Un equipo dirigido por investigadores de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, en colaboración con la Universidad de Copenhague (Dinamarca), se preguntó por qué los antidepresivos comunes hacen que alrededor de la mitad de las personas que los consumen se sientan emocionalmente “embotados”.

Para ello reclutaron 66 voluntarios sanos, de los cuales 32 recibieron escitalopram, un antidepresivo que está dentro de los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), y 34 recibieron un placebo. Ambos grupos tomaron el medicamento durante 21 días mientras se les sometió a evaluaciones cognitivas como el aprendizaje, la función ejecutiva, la inhibición, la toma de decisiones y la conducta de esfuerzo.

¿Qué se pudo comprobar?

En las pruebas denominadas “caliente”, que medían las funciones cognitivas, no se observaron variaciones significativas. Lo mismo pasó con las pruebas “frías”, como la atención y la memoria.

Sin embargo, los científicos descubrieron que el grupo que consumió escitalopram presentó una reducción de la sensibilidad al refuerzo, un importante proceso conductual que permite aprender del entorno.

Este resultado se logró debido a que los investigadores mostraron estímulos A y B. Si optaban por A, recibían una recompensa cuatro de cada cinco veces; si elegían B, solo recibían la recompensa una de cada cinco veces. Los participantes no conocían las reglas y, en algún momento, las probabilidades fueron cambiando, por lo que se esperaba que ellos tuvieran que aprender la nueva regla.

Después de unos pocos turnos, el grupo A, que tomó el medicamento, se mostró significativamente más lento para responder a los cambios en las pruebas, limitando la retroalimentación.

“El embotamiento emocional es un efecto secundario frecuente de los antidepresivos ISRS. En cierto modo, puede que sea así cómo funcionan: los medicamentos eliminan parte del dolor emocional que sienten las personas deprimidas, pero, por desgracia, parece que también eliminan parte del disfrute. Según nuestro estudio, ahora podemos ver que esto se debe a que se vuelven menos sensibles a las recompensas, que proporcionan una retroalimentación importante”, dice Bárbara Sahakian, autora principal del estudio, del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Cambridge y miembro de Clare Hall.

Por otro lado, los voluntarios que consumieron escitalopram informaron que presentaron más complicaciones para llegar al orgasmo durante relaciones sexuales, lo que sería otro efecto secundario de este antidepresivo.

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