El próximo cambio de hora, programado para el 6 de abril en nuestro país, podría tener efectos más allá de simplemente ajustar nuestros relojes. Según especialistas, esta modificación horaria puede influir en la alimentación de las personas, generando alteraciones en el apetito, el sueño y el metabolismo.

La nutricionista María Cristina Escobar, directora de la carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad Andrés Bello en Concepción, explica que el cambio de hora puede afectar el ritmo circadiano, el cual regula el ciclo de sueño y vigilia. Estas alteraciones pueden provocar un aumento del consumo de alimentos calóricos y una preferencia por preparaciones más calientes y pesadas, lo que podría incidir en el peso corporal.

El cambio de hora puede afectar la calidad del sueño, lo que influye en la liberación de hormonas como la leptina y el cortisol, encargadas de regular el apetito y el estrés respectivamente. Además, la disminución de la luz solar y las temperaturas más frías del invierno pueden modificar las preferencias alimentarias y el tiempo en el que se ingieren los alimentos.

Para mitigar estos efectos, Escobar recomienda una alimentación saludable y equilibrada, aumentando la ingesta de alimentos saciantes como proteínas y fibra, presentes en carnes magras, huevos, pescado, frutos secos, alimentos integrales, verduras y frutas. Además, sugiere evitar alimentos estimulantes como el alcohol, café, té y bebidas cola, así como las comidas muy condimentadas que pueden afectar el sueño.

Asimismo, destaca la importancia de mantener la actividad física durante esta época, ya que puede contribuir a mejorar la calidad del sueño y regular el apetito. Incorporar alimentos ricos en triptófano, como huevos, leche, pescados, carnes y cereales integrales, también puede ayudar a promover un sueño reparador.

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