En New Orleans, Estados Unidos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) convocó al cardiólogo chileno Fernando Lanas para conformar el comité de expertos internacionales que creará la nueva estrategia global para el tratamiento de infartos y accidentes cerebrovasculares enfocada en los ministerios de Salud de todos los países.

El académico del Centro de Excelencia CIGES y del Departamento de Medicina Interna de la Facultad de Medicina de la Universidad de La Frontera (UFRO),  forma parte de este trabajo que formulará un marco general para luchar contra estas dos patologías que son la primera causa de muerte en Chile y en el mundo.

“En la OMS se dieron cuenta que era insuficiente si querían lograr las metas que se han propuesto de la reducción de un 30 % de mortalidad por enfermedades crónicas para el 2030. Entonces decidieron moverse a un área nueva para ellos, que es el manejo del infarto y del ACV (…)”, comentó el Dr. Lanas.

Así, la entidad armó un grupo de expertos de distintos países del orbe para dar un marco estratégico para el manejo del Síndrome Coronario Agudo (pre infarto e infarto) y el ACV. Tras la primera reunión, los expertos mundiales y directores de la OMS para enfermedades crónicas y para enfermedades cardiovasculares, se enfocaron en los tres puntos críticos donde se está fallando a nivel mundial. El primero dice relación con el infarto cardiaco y cerebral y la capacidad médica actual de destapar las arterias.

Cabe recordar que la OMS se ha enfocado en aspectos más preventivos, como las vacunas COVID, la erradicación de la malaria, el paludismo, es decir, en enfermedades infecciosas, pero también en las enfermedades crónicas, cardiovasculares y cáncer, además se ha enfocado en prevención con campañas contra el tabaco, control de la presión, colesterol, y contra la obesidad, sin embargo, este enfoque tuvo un cambio.

La prevalencia del infarto y ACV

Según el cardiólogo UFRO, el infarto cardiaco, en su gran mayoría, se debe a que se arma un coágulo en una arteria en el corazón. Mientras, el infarto cerebral, en su gran mayoría, se debe a que se arma un coágulo en la arteria del cerebro.

Con medicamentos endovenosos o con un catéter y un “globito” ese coágulo puede destruirse. Para hacer esto hay un periodo corto, ya que cuando se tapa la arteria comienzan a morir las neuronas o las fibras del músculo cardiaco y mientras más tiempo pasa desde la aparición de los síntomas, mayor es el daño. “Después de un cierto tiempo ya no vale la pena hacer nada, porque solo hay células muertas que se convertirán en una cicatriz si la persona sobrevive”, afirmó.

Por ende, es necesario que las personas reconozcan los síntomas y consulten rápidamente, por lo que se necesita que los gobiernos y sus servicios de salud hagan campañas de educación sobre cuándo hay que concurrir en presencia de síntomas sugerentes de infarto cardiaco o cerebral. “Mientras más rápido, mejor”, sostuvo el cardiólogo.

El segundo punto es capacitar a los equipos de salud para que sepan que hay un infarto o ACV en camino. Primero ver el examen físico, en la parte cardiaca exige tomar un electrocardiograma e interpretarlo.

“Si hay signos de un infarto hay que derivar al sujeto al lugar donde se pueda hacer esta dilatación mecánica pero se necesita un sistema de derivación que sea rápido si es en otra ciudad. La otra opción es usar los medicamentos (trombolíticos) que disuelven los coágulos y que están disponibles en todos los servicios de urgencia”, indicó.

El registro del proyecto PURE en Temuco establece que en la actualidad hay más ACV que infartos. El ACV es parejo entre hombres y mujeres y se produce 10 años en promedio después del infarto cardiaco.

De cien infartos, 75 son en hombres y en las mujeres hay menos y es más tardío. “El ACV es más complejo que el infarto, porque el examen definitorio es el scanner de cerebro lo que no está disponible en todos los lugares”, consignó Lanas.

El tercer punto es tener sistemas de derivación claros y en todo nivel, que son de mayor complejidad para hacer los procedimientos arteriales o scanner de cerebro. “En Chile estamos avanzados en este tema, pero en muchos de los países del mundo, no es así. Nosotros tenemos disponibilidad de los medicamentos trombolíticos, junto a otros medicamentos como la aspirina o aquellos que bajan el colesterol. La OMS trabajará con los ministerios de salud a nivel mundial para que se implementen estas medidas y ver si logramos reducir la mortalidad cardiovascular un 30% al 2030”, finalizó Lanas.

Estos puntos que forman parte del marco estratégico, en Chile han tenido grandes avances, sin embargo, todavía faltan muchos pasos por recorrer. Con la estrategia mundial dirigida por la OMS, y donde tendrá un rol preponderante el doctor Fernando Lanas, se espera seguir avanzando a través de cada país.

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