Por José Ferrada

El envejecimiento cerebral, vinculado con el deterioro cognitivo y la pérdida de memoria, ha sido un desafío constante para la ciencia. Sin embargo, un estudio reciente realizado por el Centro de Gerociencia, Salud mental y Metabolismo (GERO) de Chile ha dado un paso importante al explorar los efectos de la dieta cetogénica (o keto) cíclica en la función cerebral de ratones envejecidos.

La investigación, liderada por Christian González Billault y Diego Acuña Catalán, ha revelado que un tratamiento a corto plazo con una dieta cetogénica cíclica (KD) puede mejorar significativamente la memoria de trabajo y la plasticidad sináptica en ratones ancianos. “Nuestro objetivo era entender cómo esta intervención, iniciada en etapas avanzadas de la vida, afecta el cerebro”, señaló González-Billault.

Descubriendo los efectos de la dieta keto cíclica

El estudio se centró en la administración de una dieta alta en grasas y baja en carbohidratos, alternada semanalmente con una dieta estándar, en ratones envejecidos. A lo largo de cuatro meses, los investigadores observaron mejoras notables en la memoria de trabajo de los ratones, evaluada mediante pruebas conductuales en laberintos, y en la potenciación a largo plazo (LTP), un proceso crucial para el aprendizaje y la memoria.

Además, el análisis proteómico reveló cambios significativos en el compartimento presináptico de las neuronas, particularmente en la vía de señalización de la proteína quinasa A (PKA). Estos cambios moleculares se tradujeron en una mayor abundancia de BDNF (factor neurotrófico derivado del cerebro) y en la fosforilación de sustratos de PKA, mecanismos que promueven la plasticidad sináptica.

“El BDNF es crucial para la plasticidad neuronal, reforzando las conexiones sinápticas y facilitando la memoria. Nuestros hallazgos sugieren que incluso en etapas avanzadas de la vida, el cerebro mantiene su capacidad de adaptarse y responder a intervenciones dietéticas”, apuntó Acuña Catalán, investigador postdoctoral de GERO.

De ratones a humanos: un camino prometedor

Aunque estos resultados son prometedores, los investigadores advierten que trasladar estas intervenciones a humanos requiere cautela. “Los efectos positivos observados en ratones necesitan ser validados en estudios clínicos en humanos. La dieta cetogénica cíclica ofrece una base sólida para futuras investigaciones, pero aún debemos considerar la variabilidad genética y las diferencias metabólicas en la población humana”, apuntó González Billault.

El equipo de GERO subraya la importancia de explorar estrategias que eviten los posibles efectos adversos de una dieta keto crónica, como el riesgo de esteatosis hepática. En este sentido, la investigación también se orienta hacia el estudio de los cuerpos cetónicos y su rol específico en la regulación de la función cerebral.

Perspectivas para la salud pública

El estudio del GERO abre la puerta a la posibilidad de integrar dietas cetogénicas cíclicas como parte de una estrategia más amplia para el envejecimiento saludable. No obstante, González Billault destaca la necesidad de un enfoque cuidadoso y personalizado. “En la medida en que comprendamos mejor los mecanismos detrás de los cuerpos cetónicos, podremos diseñar intervenciones dietéticas más seguras y efectivas para la población mayor”, concluyó.

Con esta investigación, Chile se posiciona a la vanguardia en la gerociencia, ofreciendo nuevas esperanzas para combatir el deterioro cognitivo y mejorar la calidad de vida en la vejez. Los próximos pasos incluyen estudios más amplios y la evaluación de posibles aplicaciones clínicas para mejorar la salud cerebral en humanos.

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