La cúrcuma, esa especia dorada y aromática que adorna platos en el sudesteasiático y cada vez es más consumido en varios países, ha sido objeto de atención en un fascinante estudio que podría revolucionar la forma en que tratamos la indigestión.

Los investigadores de la Universidad Chulalongkorn, en Tailandia, han descubierto que un compuesto natural de la cúrcuma, conocido como curcumina, podría ser tan eficaz como el omeprazol, un medicamento comúnmente utilizado para controlar el exceso de ácido estomacal.

Medicina natural

La cúrcuma, que proviene de la raíz de la planta Curcuma longa, es famosa por su curioso color amarillo y su sabor distintivo. Pero lo que la hace aún más especial es la curcumina, un compuesto con propiedades antiinflamatorias y antimicrobianas que se ha utilizado durante siglos en el sudeste asiático como remedio medicinal, especialmente para tratar la indigestión.

Este estudio pionero reclutó a 206 pacientes con malestar estomacal recurrente de causa desconocida y los dividió en tres grupos de tratamiento.

  • Primer grupo: recibieron cápsulas de curcumina.
  • Segundo grupo: consumieron omeprazol.
  • Tercer grupo: recibieron una combinación de ambos.

¡Los resultados fueron sorprendentes!

Después de 28 días de tratamiento, todos los grupos experimentaron una disminución significativa en la gravedad de los síntomas, como el dolor y la sensación de saciedad después de comer. Las mejoras fueron aún más notables después de 56 días de tratamiento.

Pero aquí viene un giro interesante: a pesar de la efectividad, los pacientes que tomaron curcumina apenas experimentaron cambios en su nivel de satisfacción. ¿El motivo? Quizás el sabor u olor de la curcumina no son tan agradables como los medicamentos convencionales.

Es importante destacar que no se informaron efectos secundarios graves en ninguno de los grupos, aunque hubo indicios de un cierto deterioro en la función hepática en aquellos que consumían curcumina y tenían sobrepeso.

A pesar de estos hallazgos emocionantes, los investigadores reconocen que el estudio tiene limitaciones, como su pequeño tamaño y el corto período de intervención. Por lo tanto, se necesitan estudios más amplios y a largo plazo para confirmar estos resultados prometedores.

La investigación fue publicada en la revista BMJ Evidence-Based Medicine.

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