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En el año 2003, durante el Peak de contagios por el brote de SARS en Hong Kong, aparecieron 321 casos en solo una urbanización. Tras investigaciones exhaustivas del brote, se centraron el caso principal, un hombre que visitó un edificio de departamentos. El día en que el hombre estaba de visita sufrió de diarrea y usó el baño de uno de los departamentos.

Al rastrear los casos posteriores, unos investigadores descubrieron que la ruta de transmisión viral más probable a otros residentes ocurrió a través de partículas de aerosol descargadas en las tuberías del alcantarillado. 

A comienzos de 2020, cuando la pandemia por COVID-19 se extendió por todo el mundo, el equipo identificó casos parecidos al grupo de SARS en Hong Kong.

Por ejemplo, analizaron a un grupo de individuos en un edificio de departamentos chino, y concluyeron que la transmisión de aerosoles fecales era posiblemente la causa de los contagios. Señalan que no es novedad indicar que existe un gran volumen de microorganismos en las heces. Pero, ¿qué les sucede cuando son golpeados por la presión del agua del inodoro?

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El equipo de científicos de la Universidad Atlántica de Florida, en Estados Unidos, se propuso cuantificar el volumen de aerosoles producidos por la descarga de inodoros en condiciones del mundo real. Para lograrlo, convirtieron un baño del campus universitario en un laboratorio experimental.

Analizaron la encarga del inodoro con tapa cerrada, descarga con tapa abierta y la descarga de un urinario. Detectaron partículas de aerosol durante casi 20 segundos que se alzaron hasta 1,5 metros por encima del inodoro luego de la descarga.

Si bien detectaron estas partículas en inodoros con tapa abierta y en orinales, sorprendentemente detectaron notables volúmenes de aerosoles en el aire luego de una descarga con la tapa cerrada. 

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El equipo señaló que muchos baños públicos no poseen tapas en sus inodoros, por lo que sugieren que su instalación ayudaría a reducir la dispersión de los aerosoles, sin embargo, las partículas más pequeñas aún pueden escapar a través de los espacios de la tapa.

Para el co-autor del estudio, Siddhartha Verma, lo más preocupantes es que luego de tres horas de pruebas, que involucró más de 100 descargas, encontraron un aumento sustancial en los niveles de aerosol medidos en el ambiente ambiental, con el número total de gotas generadas en cada prueba de descarga hasta decenas de miles”

Señalan que debido a la mala ventilación del baño, dos salidas de aire, las partículas de al menos tres micrómetros de tamaño lograron permanecer suspendidas en aire durante varias horas.

La investigación fue publicada en la revista Physics of Fluids.

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