(CNN Español) — Todos hemos soñado, de niños, con tener una casa en el árbol: una construcción en madera sencilla que nos permitiera alejarnos del ruido y disfrutar a nuestro antojo.

Las cabañas Pinochueco, ubicadas en Huasca de Ocampo a unas horas de la Ciudad de México, buscan hacer realidad esa fantasía y son una muestra de un tipo de arquitectura pensada en y desde la naturaleza, que apuesta a intervenir lo menos posible el entorno.

Cuando a los arquitectos José Ramón Uriegas Gutiérrez y Anahí Mauriño, de UMMA Arquitectura, les encargaron un proyecto de cabañas, el responsable le dijo que lo que quería era que le recordaran a su niñez. “Todos quisimos tener una casa club en el árbol o algo así”, dice Uriegas a CNN en Español.

De esa inspiración surgieron estas cabañas elevadas, que responden a una de las tendencias de viaje con más crecimiento en los últimos años, el turismo basado en la naturaleza o ecoturismo, y que hacen del medio ambiente un eje fundamental para su trabajo.

Estas cabañas permiten, según la definición de sus creadores, hacer “glamping“, un concepto que mezcla el contacto con la naturaleza propio de los campings con las comodidades de otro tipo de alojamientos, como agua caliente, un baño completo y una cama cómoda.

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En la base tienen una columna de concreto. El armazón es de hierro, y la construcción está forrada con madera y con materiales reciclados. Responden al objetivo de su arquitectura, que es la convivencia armoniosa entre las creaciones y la naturaleza, donde la naturaleza siempre ocupa el lugar destacado.

No tocar los árboles, la ley primera

Uriegas y Mauriño tienen una ley al trabajar: “no tocar los árboles”. “Los árboles estaban primero que nosotros, es su lugar”, reflexiona Mauriño, por lo que sus creaciones conviven con estos preciados elementos de la naturaleza, que integran a sus proyectos.

No se trata solo de los árboles, sino de respetar el entorno lo más que pueden. “Tratamos de que nuestra arquitectura sea lo menos invasiva. Tratar de construir lo menos posible, sin que altere tanto el terreno”, dice al respecto Mauriño.

El turismo basado en la naturaleza es una tendencia que parece haberse afianzado con la pandemia de coronavirus, que dio lugar a un redescubrimiento y una revalorización de los espacios naturales.

Eliminar los límites entre la construcción y la naturaleza

Otro de los proyectos de UMMA Arquitectura son las cabañas Bosque Cielo, que siguen un modelo conocido como “glass houses” por el uso del vidrio.

El objetivo es “que no haya un límite entre el exterior y el interior, que uno estando adentro se sienta que es parte del bosque”, explica Mauriño. Su colega cuenta que en este tipo de terrenos muchas veces se encuentran con elementos topográficos como pendientes prolongadas con barrancos y que lo que busca es adaptar la arquitectura a esta geografía en lugar de apropiarse de ella.

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“Creo que todos los paisajes sin ser intervenidos por el ser humano son perfectos, hasta que llegamos nosotros y los intervenimos. Entonces, ¿cómo hacer para que esa intervención sea la más adecuada y que tenga una estética y una funcionalidad en cuanto a todo lo arquitectónico?”, dice Uriegas, resumiendo en esa pregunta el espíritu que guía su trabajo.

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