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Stephen Hawking era un joven como cualquier otro en la Inglaterra de los años ’60. Ya era parte de la Universidad de Cambridge y postulaba al título de doctor cuando su cuerpo comenzó a mostrar algunas complicaciones.

Entonces, las palabras del médico fueron verdaderos cuchillos para él y su familia: Esclerosis Lateral Amiotrófica. La enfermedad neurodegenerativa mejor conocida como ELA, no era tratable, y el pronóstico era de solo dos años de vida. 

El diagnóstico fue devastador, pero, según cuenta su biografía oficial, una serie de eventos lo alejaron de ser una persona completamente dependiente.

Primero, en el hospital. Allí compartió la habitación con un niño que sufría de leucemia, y Hawking comprendió que su situación era más tolerable. Luego, después de ser dado de alta, soñó que sería ejecutado y, según recordó tiempo después, ese sueño lo hizo darse cuenta de que aún tenía cosas que hacer con su vida.

Hawking sintió que, de cierto modo, fue la enfermedad la que lo volvió un gran científico. Antes de ella, le costaba mucho concentrarse en sus estudios y no tenía grandes motivaciones. Después del diagnóstico, pensando que, tal vez, no alcanzaría a terminar el doctorado que cursaba, se enfocó en su trabajo e investigación.

En 1969 comenzó a usar una silla de ruedas, y en 1985 perdió la voz producto de una neumonía. Fue entonces que incorporó un sintetizador de voz que le brindó el tono que se hizo parte de su leyenda.

Pero nada de eso importó. Además de los importantes avances en materia de física y cosmología, el británico vivió a concho cada momento de su vida.

Aceptó invitaciones alrededor de todo el mundo, y se codeó de las principales personalidades de la política y el espectáculo, como Nelson Mandela, Barack Obama y Jim Carrey.

Stephen Hawking, una vida en imágenes

Con Obama en 2009

Hawking compartió risas también con el actor Jim Carrey

Además, no dudaba en participar en televisión cada vez que se lo pidieron. Emblemáticos fueron sus cameos en Los Simpsons,un total de cuatro entre 1999 y 2010; y en The Big Bang Theory, donde tuvo acalorados enfrentamientos con Sheldon, el personaje principal.

Sus 60 años los celebró con un viaje en globo aerostático. La misma semana estuvo a punto de chocar su silla de ruedas mientras aceleraba en una curva dentro de la universidad. Se quebró la pierna, pero se anotó una nueva historia que contar.

Tiempo después, subió a un avión especialmente equipado para generar un estado de ingravidez. Gracias a ello, por unos minutos pudo escapar de los confines de su silla de ruedas y flotar.

“Me sentí verdaderamente libre. La gente que me conoce bien dijo que nunca sonreí tanto. Fui Superman por unos minutos”, declaró entonces. 

 

“La vida sería trágica si no fuese divertida”, dijo en 2004. Un testimonio que resume su actitud frente a la vida.

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Martes / 22:30 / CNN Chile