Por Andrea Moreno Espinosa

¿Sabías que el amazonas produce más del 20% del oxígeno en la Tierra? Por su expansión, su fuera un país, sería el noveno más grande del mundo. Todo eso sin olvidar que la ambición del hombre ocupando sus espacios naturales y deforestando sin piedad, lo han hecho mucho más vulnerable.

 

Según el ecólogo brasileño, David Lapola, si la intervención humana continúa a este ritmo, la próxima pandemia podría ser originada precisamente allí, tal como ya sabemos, ha ocurrido con otros virus.

 

La naturaleza da vida al hombre y él da muerte a ella. Es la premisa que hoy responde a la actual crisis climática. En el caso del amazona, hay dos factores primordiales que explican esta nueva amenaza: Deforestación y la ya mencionada invasión humana.

En el primero de ellos, la realidad es impactante. Entre agosto de 2018 y julio de 2019, nueve mil 762 kilómetros de selva fueron arrasados. Un aumento cercano a un 30% en comparación al año anterior.

Una cosa lleva a la otra. Al existir más espacio, el hombre habita lugares salvajes, desconocidos y poco amigables para él. Urbanización de áreas, que fomentan las enfermedades zoonóticas, aquellas que son traspasadas de animales a humanos. ¿Un caso reciente? El covid-19.

Para el doctor Claudio Azat, director del Doctorado en Medicina de la Conservación Universidad Andrés Bello, la evidencia científica nos indica que la deforestación, particularmente en países en vías de desarrollo y zonas tropicales, aumenta la probabilidad del surgimiento de enfermedades emergentes zoonóticas, algunas de ellas con potencial pandémico.

“Está ocurriendo con el surgimiento de los coronavirus: primero SARS en 2003, luego el MERS en 2012, y hoy con el SARSCoV-2. En todos ellos, los murciélagos actúan como reservorios, y la deforestación aumenta la probabilidad de contacto entre seres humanos y esta especie, favoreciendo el salto de la barrera para estas enfermedades”.

 

 

 

HAY QUE APRENDER DE ESTA LECCIÓN

Fernanda Salinas Urzúa, Doctora en Ecología y Evolución, Investigadora de la ONG FIMA, concuerda con su par brasileño en que la vasta deforestación de la Amazonía, podría ser fuente de una próxima pandemia.

“Como señala el doctor Lapola, la destrucción del hábitat de animales salvajes no solo tiene consecuencias en el funcionamiento ecológico del planeta, sino también lo hace sobre la salud pública. Por eso, destaca la importancia de crear nuevas formas de relación entre la sociedad y los bosques”.

Es el principal desafío. Cómo relacionarnos con la naturaleza sin alterar su orden. “Cuando creas un desequilibrio ecológico, es cuando un virus puede saltar hacia nosotros, los humanos”, consignó Lapola a la revista Science alert.

Otros expertos señalan que el caso del territorio, en su mayoría de Brasil, da cuenta nuevamente de la curiosidad humana, que ha llevado que en zonas de Asia y África se haya registrado el origen de otros virus. Hablamos del VIH, el ébola y el dengue.

“Hay otras enfermedades con grandes impactos en salud pública que siguen el mismo patrón- destrucción y urbanización de los ecosistemas naturales y salto de enfermedades desde la vida silvestre: Ébola, zika, malaria, Hanta, VIH, entre muchas otras”,  nos específica el profesor Claudio Azat.

Añade que “Los animales silvestres no son los culpables, somos nosotros que sabiendo que existen miles de millones de virus, hongos, bacterias, y otros microorganismos, seguimos destruyendo sus ecosistemas y “liberando” enfermedades que se han mantenido circunscritas por mucho tiempo”.

“Espero que, bajo la próxima administración, prestemos más atención a proteger lo que puede ser el mayor tesoro biológico del planeta”. Necesitamos reinventar la relación entre nuestra sociedad y la selva. De lo contrario, el mundo enfrenta más brotes, un proceso muy complejo que es difícil de predecir”, finaliza el profesional.

 

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