Las estelas que dejan los aviones duran horas. Pero ahora son tan comunes que su efecto sobre el calentamiento global es más que todo el dióxido de carbono emitido por los aviones, y acumulado en la atmósfera desde el primer vuelo de los hermanos Wright.

Pero aún, este factor de calentamiento ajeno al CO2 se triplicará para el 2050, de acuerdo a un estudio de Ulrike Burkhardt y Lisa Bock del Institute of Atmospheric Physics, en Alemania.

En conjunto, volar es responsable de cerca del 5% del calentamiento global, afirma el equipo, así que esta cifra se disparará aún más; y ninguna acción se está tomando para prevenir esto.

“Muchas personas hablan de la necesidad de detener el incremento del tráfico aéreo, pero nadie hace algo al respecto“, afirma Burkhardt para NewScientist.

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Y las discuciones se están enfocando casi completamente en las emisiones asociadas al CO2. “Es un problema, sobretodo si las emisiones que no son CO2 tienen efectos más perjudiciales“, agrega la científica.

Todas las aeronaves que queman combustible dejan tras de ellas una estela de humos contaminantes y hollín. En grandes alturas, en muchas ocasiones el vapor se condensa en las partículas de hollín y se congela para formar una nube cirrus, que puede durar desde segundos hasta horas, dependiendo de la temperatura y la humedad.

Las nubes tienen efectos tanto enfriantes como calefactores. Reflejan algunos de los rayos del sol de vuelta al espacio, pero también bloquean algo del calor que irradia la superficie de la tierra. Normalmente, las nubes cirrus naturales y aquellas provocadas por estelas tienen un efecto de red acumuladora de calor.

Burkhardt y sus colegas usaron un modelo de computadora de la atmósfera para estimar cuanto calentamiento provocaron las estelas en el 2006, y cuanto iban a causar para el 2050, cuando se espera que el tráfico aéreo será 4 veces mayor.

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El modelo cuenta no sólo los cambios en el volumen de tráfico aéreo, sino también la locación y altitud de los vuelos, junto con el clima cambiante.

El equipo concluye que el efecto de calentamientode las estelas aumentará de 50 milliwatts por metro cuadraro en la superficie terrestre en 2006 a 160 en el 2050.

En comparación, el calentamiento producto del CO2 de la aviación aumentará de 24 a 84 mW/m2 para ese año.

En este escenario en que la industria aérea incremente la eficiencia de los combustibles y reduce el número de partículas de hollín emitidas por las turbinas de los aviones, el calentamiento de las estelas para el 2050 es más del doble que el producido por el CO2.

Difícil de detener

Pero reducir el calentamiento por estelas no es fácil. “Es mucho más difícil que el CO2”, afirma Burkhardt, y tampoco estamos haciendo mucho al respecto.

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“No hay ninguna duda de que el CO2 de la aviación se necesita atacar de forma adecuada, y tampoco cabe duda de que no está siendo referido efectivamente”, afirma Hemmings.

Un esquema internacional llamado Corsia se supone debería poner un límite a las emisiones de la aviación. Pero en vez de eso, su plan es contrarrestar las emisiones, una aproximación conocida por ser poco efectiva. Lo que es más, la industria de aerolíneas está tratando de usar a Corsia para bloquear medidas adicionales, tales como impuestos en combustible aeronáutico.

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