Por Iván Gómez Ocampo
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Hace pocos días el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC en su sigla en inglés) publicó su último Informe Especial sobre el Calentamiento Global. Este documento fue redactado por 91 científicos de 40 países y ratificado por los diferentes gobiernos que habían mandatado este informe en la última cumbre realizada en París en 2015.

En el informe se hace un crudo análisis, basado en múltiples antecedentes y observaciones, acerca de la situación del planeta y sus proyecciones en el corto y mediano plazo. Ya no de largo plazo, pues existe consenso en que se nos acabó el tiempo.

Básicamente, el mensaje central del informe plantea que debemos fijar una meta de calentamiento global de 1,5ºC sobre el nivel preindustrial, es decir, los niveles que tenía el planeta hace 200 años. Este límite incluso deshace los 2ºC que habían sido establecidos en la reunión de París.

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¿Por qué 1,5ºC? Por una simple razón: representa el tope de nuestras capacidades como humanidad para poder lidiar con los efectos en el clima, el daño a los ecosistemas y los problemas sociales que acarrea el cambio climático.

En este rango los daños que ya se observan podrían ser aminorados, pero no reparados. Por ejemplo, se podría aun lograr que no desaparezca el 10% de los arrecifes de coral que aún permanecerán o disminuir en 10 centímetros el incremento en el nivel del mar.

Por lo tanto, pasar el límite de los 1,5ºC, por ejemplo, a los 2ºC que se habían sugerido no hace mucho, sería tan catastrófico para el planeta que con casi total certeza no seríamos capaces de sobreponernos.

Según varias estimaciones, este 0,5ºC de aumento sobre la barrera fijada hoy, significaría aumentar el esfuerzo económico en más de 4 veces. Si consideramos que el planeta se ha calentado ya 1ºC sobre la temperatura preindustrial -mucho más aceleradamente que los pronósticos de hace 30 años-, la tendencia en el mediano plazo indica que podríamos llegar incluso a un aumento cercano a 3ºC.

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En síntesis, estamos en una situación de emergencia que llama a tomar medidas urgentes, desde los gobiernos, pero también desde nuestra propia iniciativa. La disminución drástica de las emisiones de CO2 de aquí al 2030 (cero emisiones al año 2045) es ahora casi la única opción que va quedando.

Chile, debido a su geografía y clima, es un país altamente vulnerable al cambio climático, sin embargo, esas mismas características pueden convertirlo en un líder en la implementación de energías limpias e innovaciones tecnológicas que nos preparen mejor para lo que viene. El planeta nos envía las últimas señales de alerta, debemos tomar conciencia y reaccionar ya.

Iván Gómez Ocampo

Instituto de Ciencias Marinas y Limnológicas, Facultad de Ciencias, Universidad Austral de Chile

Subdirector del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL)

 

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Martes / 22:30 / CNN Chile