Por Javiera Albornoz

A Dizi la cuarentena total la sorprendió en la casa de sus padres el 23 de enero. Ella vive hace unos años en Wuhan, pero hizo un viaje temporal a la casa de ellos.

Aún en ese lugar, y esperando el momento de abandonar la comunidad, habló con periodistas de la ONU en China.

“La sensación en ese momento fue en realidad un poco repentina (…). De hecho, no había tiempo para responder. Sentía que la epidemia era muy grave en aquel momento, pero no anticipé cuánto duraría. Creía que el encierro duraría hasta el Festival de Primavera o el Festival de los Faroles, a mediados de febrero. Hubo algo de pánico, pero ya era demasiado tarde para digerir la sensación”, cuenta la joven.

Relata que esto se fue volviendo gradualmente más estricto. En un principio las personas podían salir a comprar alimentos, pero luego, y debido a la gravedad y aumento de casos, se aisló a los ancianos y no podían salir de sus casas. En el caso de los jóvenes, estos podían moverse por la comunidad. En general, las personas no tenían permitido entrar o salir de su lugar de residencia.

“La última vez que fuimos de compras fue en realidad el 23 de enero, porque ya era la víspera de Año Nuevo. El personal nos informó de que nos abasteciéramos de productos cotidianos, pero solo nos dijo que nos preparáramos para unos 10 días. Entonces, lo que compramos no fue suficiente. Ahora recuerdo que en aquel momento lo más importante para el uso diario era el desinfectante de manos. Pero luego siempre falta algo”, cuenta.

Carnes, bocadillos, bebidas, algunos alimentos especiales pueden no ser de primera necesidad para algunos, pero ella afirma que son necesarios para ajustar el estado de ánimo de una persona que está en cuarentena.

Ajustar la vida al confinamiento

 Dizi es médico y cuenta que los dos o tres primeros días de cuarentena, se los pasó unas 13 horas al día mirando el celular. Buscaba información y seguía atenta lo que ocurría en Wuhan.  A esa rutina también sumaba los noticieros que veía en televisión. El exceso de información sobre el virus y el aumento de personas que solicitaban ayuda por internet, la pusieron nerviosa y esto le impidió seguir con su trabajo durante esos días.

“Este estado de ánimo se estabilizó gradualmente con el avance la situación de la epidemia (…). Con el progreso del control de la propagación del virus, comencé a reorganizar mi trabajo y descansar cuando básicamente me sentí aliviada. Después empecé a levantarme alrededor de las 8:00 de la mañana, y leer algunos libros hasta las 9:00, o si tenía un horario de trabajo, me ponía a trabajar rápidamente. Por la tarde bajaba las escaleras para hacer un poco de ejercicio y luego cenaba. Y por la noche miraba la televisión un rato y, a veces, continuaba trabajando. Aún sigo en ese régimen”, relata.

También insiste en que la parte más difícil de lidiar con la pandemia es para quienes tienen personas mayores en su familia. Si bien los niños no son parte del grupo de mayor riesgo, sí aparece el problema de manteneros tranquilos e informados de lo que sucede.

Recomienda leer, escuchar música y aprender a realizar actividades con sus familiares. Por ejemplo, ella comenzó a cortarle el pelo a su padre que tiene como costumbre siempre mantenerlo corto. Al no poder salir, dejó que ella lo hiciera.

Si bien afirma que es importante estar informado, sugiere no sobreexponerse a las noticias.

Cuidados para el Covid-19 y otras enfermedades

Desde su experiencia, Dizi cuenta que lo más importante al salir es usar una mascarilla. No recomienda el uso de ropa protectora, a menos que vayan a un hospital. En el caso de ir al supermercado, es importante mantenerse alejado de las personas y poner atención al lavado de manos al regresar.

En donde ella pide poner atención es en actividades o situaciones que podrían provocar otros daños no asociados al coronavirus. Por ejemplo al cocinar, para no cortarse los dedos, al bañarse, tener cuidado de resbalarse. “Si tienes lesiones adicionales en estos momentos es realmente difícil obtener un tratamiento oportuno, mientras te protejas, no te resfríes, no te enfermes, no vayas al hospital y no agregues más carga a todos, mientras te aísles en tu hogar, también has hecho una contribución”. 

Ahora, la ciudad en donde nació este virus termina su cuarentena y busca volver a la normalidad.

En ese sentido pone énfasis a las nuevas preocupaciones que se deberían tener. “Hay muchas personas que han perdido a sus seres queridos en Wuhan. De hecho, la muerte de sus seres queridos, incluida la pérdida de amigos y empleos, causará problemas psicológicos. Lo más directo que hemos perdido esta vez es la libertad. Aunque es solo temporal, puede hacer que la gente piense mucho”.

También agrega una reflexión: “Parece que el mundo se ha vuelto más pequeño, pero de hecho también se ha vuelto más grande”.

 

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