Por María Jesús Cardemil

Situada en una laguna pantanosa del mar Adriático, entre las desembocaduras de los ríos Po y Piave, la ciudad de Venecia está compuesta por 120 islas que se conectan entre sí, mediante cientos de puentes, ríos y canales. Por esto, los transportes típicos han sido los vaporettos y las góndolas que permiten a sus habitantes -y más 25 millones de turistas al año- moverse entre uno y otro pedazo de tierra.

 

A partir de la crisis por el coronavirus, el escenario es otro. Desde que se decretó el cierre de la ciudad el ocho de marzo, la zona se observa prácticamente vacía y se han reducido drásticamente el número de barcos dentro de los canales. Las estrictas medidas de contención en el lugar, esperan frenar los contagios y muertes, que en la región del Véneto llegan a más de 15 mil casos confirmados y 1.026 fallecidos.

 

Las nuevas normativas han traído consecuencias medioambientales. Así se puede observar en las dos fotografías publicadas por la Agencia Espacial Europea (ESA), donde aparece una imagen tomada el 13 de abril de 2019 y otra tomada el 19 de abril de 2020.

Las imágenes fueron tomadas por el satélite Sentinel-2 de la ESA, que forma parte del programa Copernicus de la Comisión Europea para observar la Tierra y cualquier cambio en el medio ambiente.

 

¿Qué ocurrió en ambas fotografías?

El doctor en Ingeniería Química, experto el diseño de planes de descontaminación en zonas urbanas e investigador del Centro de Desarrollo Sustentable (CEDEUS), Héctor Jorquera, explica para Futuro 360: “Cuando están funcionando todos los botes en Venecia, los botes hacen dos efectos que el agua se vea más turbia. Una es que emiten contaminantes que van a quedar en el agua, como por ejemplo aceite que se usa en los motores”. Y por otra parte, “el movimiento de los botes por todos los canales, hace que la turbulencia del agua mantenga suspendido el sedimento que está en el fondo de los canales”.

El experto relata lo que sucede ahora que no hay tráfico: “Cuando dejan de circular los botes, esos sedimentos se van al fondo y se quedan tranquilos ahí. Y por eso que ahora las imágenes satelitales muestran el agua tan limpia”. Sin embargo, este no es un efecto que tendrá efectos a largo plazo: “Se mantendrá mientras la ciudad este paralizada, pero una vez que vuelva todo a la actividad normal, del desplazamiento de la gente en los botes, volverá a la situación de antes del año 2020”, asegura Jorquera.

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