Reviven microbios de hace más de 101 millones de años - (01:01)
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Investigadores trabajando al interior de letrinas del siglo 14 y 15 encontraron que el ADN bacteriano del excremento humano puede prevalecer por cientos de años y entregarnos de cómo el contenido de nuestros intestinos han cambiado significativamente desde el medioevo.

Análisis de dos fosas sépticas, una en Jerusalén y la otra en la capital letona, Riga, podría ayudar a los científicos a entender los cambios en nuestros microbiomas –el contenido genético de las bacterias, virus, hongos, parásitos y otros microbios que viven en nuestro interior- que explican nuestras aflicciones modernas. 

De acuerdo al estudio Aquellas variaciones podrían estar enlazadas con muchas enfermedades del mundo industrializado, tales como el síndrome de colon irritable, alergias y obesidad. 

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“Al comienzo, no estábamos seguros de si las firmas moleculares del contenido de los intestinos sobrevivirían en las letrinas por cientos de años”, aseguró Kirsten Bos, especialista en ADN bacterial del Instituto Max Planck y principal líder del estudio, a The Guardian

“Muchos de nuestros éxitos en la extracción de bacterias ancestrales hasta ahora provienen de tejidos calcificados, como huesos y cálculos dentales, los cuales entregan condiciones de preservación muy diferentes”, agregó Bos. 

Uno de los grandes desafíos de trabajar en excavaciones arqueológicas es diferenciar las heces de la tierra. Sin embargo, los investigadores fueron capaces de identificar un amplio rango de bacterias, gusanos parasitarios y otros organismos que habitan en el intestino humano. 

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Eligieron las letrinas porque se cree que muchas personas las usaban, y los expertos querían juntar una gran cantidad de flora intestinal de una gran cantidad de comunidades. El estudio, publicado en Philosophical Transactions of the Royal Society Bdescubrió que la feca medieval contenía cepas muy diferentes a las modernas, incluso para las personas que han adoptado estilos de vida de recolectores. 

“Parece que las letrinas son valiosas fuentes de información microscópica y molecular. Necesitaremos más estudios de otros sitios arqueológicos y periodos de tiempo para entender completamente cómo los microbios han cambiado en los grupos humanos a lo largo del tiempo”, concluyó Bos. 

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