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Un equipo de científicos de Stanford Medicine llevó a cabo una investigación en la que hallaron vínculos genéticos entre los polinesios y las civilizaciones prehispánicas. La evidencia científica encontrada por un grupo de investigadores de Stanford Medicine es concluyente, aseguran.

De acuerdo al nuevo estudio, el encuentro entre ambas civilizaciones se habría producido en el territorio que hoy es Colombia. Se trata de una confirmación sobre una hipótesis científica que por décadas enfrentó los campos de la historia y la arqueología.

Anteriormente, había teorías que sugerían esta mezcla debido a algunas similitudes entre los pueblos, pero los escépticos la descartaban por el hecho de que estaban separadas por miles de kilómetros de océano abierto. Esta es la primera vez que se puede corroborar la tesis, y es gracias a análisis genéticos que hoy se puede decir que los nativos americanos y los polinesios se encontraron mucho antes de que los europeos llegaran a América.

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Un detalle interesante de este estudio es que se realizó entre grupos indígenas vivos en Colombia y la Polinesia Francesa. Fueron en total 800 nativos los sujetos de esta investigación. El doctor Alexander Ioannidis, Ph.D., un académico postdoctoral en Stanford, junto a un equipo de científicos internacionales, hicieron análisis genéticos en busca de coincidencias y encontraron puntos de ascendencia común entre los dos grupos. El estudio fue publicado este miércoles 8 de julio en la revista Nature.

Siguiendo la pista de la batata

Entre los argumentos previos del encuentro prehispánico de las dos civilizaciones, se encontraba la batata. Este alimento originario de América del Sur y Central también se halla en un lugar tan lejano como la Polinesia.

La batata es originaria de América, pero también se encuentra en islas a miles de kilómetros de distancia“, dijo Ioannidis. “Además de eso, la palabra para la batata en los idiomas polinesios parece estar relacionada con la palabra utilizada en los idiomas indígenas de los Andes”, consigna Phys

Pero esta teoría era solo una suposición de algunos arqueólogos e historiadores. Previamente, algunos investigadores intentaron seguir el rastro genético de la batata para probar la teoría, pero no tuvieron éxito debido a la complicada genética del tubérculo.

En otros esfuerzos por desentrañar el misterio, grupos científicos anteriores intentaron analizar el ADN de huesos en restos arqueológicos de nativos de ambos pueblos, pero el tiempo suele deteriorar el material como para arrojar evidencia concluyente.

La clave de este nuevo estudio fue, no solo usar sujetos vivos, también emplearon tecnología big data para analizar el ADN de cientos de individuos nativos americanos y en la Polinesia Francesa. Desde México hasta Chile, los investigadores recolectaron muestras de 15 grupos de indígenas americanos y los compararon con las muestras tomadas en 17 islas polinesias.

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Encontramos segmentos idénticos por ascendencia de ascendencia nativa americana en varias islas polinesias“, aseguró Ioannidis. “Fue una evidencia concluyente de que hubo un solo evento de contacto compartido”.

El estudio concluye que, alrededor del año 1200 de nuestra era, en la Edad Media, polinesios y americanos no solo se encontraron sino que se reprodujeron y dieron vida a personas con ADN de ambas civilizaciones. “Creo que este trabajo ayuda a reconstruir esas historias no contadas, y el hecho de que pueda sacarse a la luz a través de la genética es muy emocionante para mí”, indicó Ioannidis

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