Por José Ferrada
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¿Cuál es la relación que tienen los microbios que habitan en nuestros intestinos y el bienestar del sistema nervioso? Desafortunadamente, no hay una respuesta en concreto y la mayoría de estos vínculos resultan circunstanciales o dependen fuertemente de modelos animales.

Pero ahora, evidencia científica sólida, proveniente de voluntarios humanos, nos indica que una enfermedad neurovascular llamada “angioma cavernoso” (AC) puede ser gatillada por una mezcla específica de bacterias ubicadas en el tracto digestivo.

“Nunca sospechamos que un microbioma único, pudiera favorecer el desarrollo de lesiones en humano”, aseguró Issan Awad, neurólogo de la Universidad de Chicago quien participó en el estudio.

“Es una malformación del desarrollo venoso, con persistencia de lo embrionario en adultos. La mayoría son asintomáticos, también puede no necesitar tratamiento quirúrgico y pueden ser hallados en neuroimagen. Pueden dar cefaleas, hemorragias, incluso llevar a epilepsias y refractarias. Deben ser controladas con resonancia magnética cerebral, idealmente una angiografía. Va a depender de su ubicación, el acceso al lugar, los síntomas, su gravedad y su posterior tratamiento”, nos explica Perla David, neuróloga de Vidaintegra.

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Afortunadamente, el angioma cavernoso se presenta rara vez, afectando solamente al 0,2% de la población mundial.

Para investigar el potencial rol que se sospecha las bacterias tienen en esta condición, los investigadores recolectaron muestras fecales de más de 100 individuos, cuyo diagnóstico fue de AC congénito o esporádico. Además, recolectaron 250 muestras de voluntarios que no presentaban la enfermedad para establecer un punto de comparación. El análisis genético de ambos especímenes, confirmó una clara relación entre las condiciones neurovasulares y la predominancia de un tipo de bacteria gram-negativa.

“Las bacterias gram negativas son aquellas con clasificación a tintura gram. Es simple, pero muy importante esta clasificación para ver su comportamiento y posterior tratamiento antibiótico si están dando infección y enfermedad. Existe bacterias que no producen enfermedad ni problemas, un ejemplo es la Echerivhia Coli intestinal que es flora protectora intestinal que habitualmente y junto a antibióticos pueden crear resistencia y complicar si se produce infección urinaria. La flora normal es muy protectora y con su mantención normal puede evitar deterioro enfermedades de Parkinson, demencias, etc. Es propia de los hábitos y vida saludable. Todos podemos tener colonización buena o mala, según nuestro estilo de vida”, agregó David.

De hecho la abundancia de tres tipos específicos de bacteria, pudo dilucidar qué personas sufrieron de AC. Aquellas con una mayor preponderancia de Odoribacter splanchnicus y un bajo número de Faecalibacterium prausnitzii y Bifidobacterium adolescentis, fueron quienes más mostraron contar con la condición.

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Estos resultados, combinados con estudios anteriores, entrega una fuerte evidencia que la abundancia de ciertos tipos de bacterias intestinales, provocan una poco usual y elevada respuesta inflamatoria del cuerpo, lo que puede aumentar el riesgo de desarrollar anormalidades en las venas del cerebro.

El rol del microbioma bacteriano en la lucha contra el COVID-19

La preocupación mundial por el COVID-19, también plantea la interrogante de si la microbiota tiene un rol o no. Estudios recientes han mostrado una posible relación entre los estados de las bacterias del tracto digestivo, hacia una grave infección relacionada al coronavirus.

Una flora intestinal sana, puede influenciar en cómo las personas reaccionarán a la enfermedad. A ello, un equipo del Hospital Universitario de Groningen, confirmó que el COVID-19 tiene la capacidad de infectar y multiplicarse en los intestinos a través del receptor ACE2. Una enzima convertidora de angiotensina, que se relaciona a la presión arterial y que está presente en la superficie celular de pulmón, riñones, corazón y especialmente el intestino delgado.

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“La administración de “lactobacillus racemosus” y “bifidus” ayudaría por tener un efecto antiinflamatorio intestinal y repondrán la microbiota alterada por efecto ACE2, la cual activa las células endoteliales, disminuyendo el triptófano del intestino delgado. Solo un porcentaje presenta diarrea pero su efecto agrava el curso del COVID-19”, apunta la neuróloga Perla David.

La información demuestra que la microbiota es fundamental para el cuerpo, por lo que podría ser clave para entender diferentes enfermedades que afectan a los humanos, y su posible solución. La especialista asegura que “con la flora natural, evitando antibióticos mal usados, una alimentación adecuada con tendencia más ácida podría ayudar a prevenir el COVID-19, demoliéndola solo con su presencia en el interior”.

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