Por José Ferrada
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Por más de 130 millones de años, las mariposas han deambulado por el planeta. Y en gran parte de nuestra historia, hemos quedados fascinados con sus hermosas alas, repletas de colores y formas.

Sin embargo, durante la última década la fascinación por estos majestuosos insectos se ha intensificado. Utilizando herramientas de alta tecnología, la ciencia ha descubierto verdades jamás pensadas sobre ellas. Algunos de las cuales podrían ayudar a beneficiar la salud de las personas.

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El científico Konstantin Kornev de la Universidad de Clemson, se fijó en que estos animales cuentan con un largo apéndice que envuelven y desenvuelven, dejándolo sobre diferentes superficies en variados espacios de tiempo. El experto asumió que lo utilizaban para alimentarse. Pero, ¿cómo? La mayoría de las personas asumen que las mariposas usan estas trompas para alimentarse sorbeteando, tal y como nosotros utilizamos bombillas.

Kornev se fijó que no sólo introducían dicho apéndice -llamado proboscis- en las flores, sino que también lo colocaban encima de piedras, por lo que asumió que no sólo debían utilizar sus trompas para comer. Gracias a esto, el experto sospechó que las mariposas podrían tener pistas de cómo transportar fluidos diminutos, los cuales no deben medir más de unos cuantos micrones en diámetro, para ingresar en las diminutas trompas de estos insectos.

Resolver este problema, podría tener importantes implicancias para diferentes campos del desarrollo científico, tales como las cirugías cerebrales o de corazón, la física y la electrónica aplicada ¿Podrían las proboscis de las mariposas tener la respuesta?

Para descubrirlo, Kornev grabó a un grupo de mariposas mientras se alimentaban. Alentando el registro, observó que las mariposas claramente están comiendo, pero no sorbeteando. Al buscar información al respecto, no descubrió nada; por cientos de años las personas asumieron que la trompa de la mariposa estaba diseñada para ser utilizada como una bombilla.

Pero utilizando microscopios de alta tecnología, el investigador junto al biólogo de mariposas Peter Adler, comenzaron a examinar las proboscis tanto por dentro como por fuera. Los investigadores observaron que las mariposas cuentan con varios sistemas de transporte altamente eficientes, capaces de mover pequeñas gotas gracias a la física básica.

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Algunas trompas de mariposas están altamente perforadas, permitiendo a los insectos secar películas ubicadas en la superficie de las rocas, tal y como las toallas de papel son capaces de secar el derrame del café. Otras tienen pequeños “dientes” en forma de cierra en la punta de sus trompas, que pueden cortar a través de las frutas y en algunos casos, de animales y humanos.

Respuestas en la naturaleza

Estos hallazgos pueden aportar al desarrollo de diferentes tecnologías humanas. Por ejemplo, se podrían fabricar sondas inspiradas en las proboscis para inyectar agentes anticancerigenos tóxicos al interior de las células infectadas. Un avance revolucionario, que podría permitir a doctores destruir al cáncer sin poner en riesgo a los tejidos saludables del cuerpo.

La estrategia desarrollada gracias a la evolución de las mariposas podría ayudar a los cirujanos a introducir cantidades diminutas de sangre en las venas más pequeñas del cuerpo humano, previniendo que queden sin oxígeno. Otra herramienta inspirada por estos insectos, podrían ser jeringas que reduzcan al mínimo el riesgo de infecciones relacionadas a inyecciones.

“La biomimética es la ciencia que busca crear nuevas tecnologías en base a los diseños de la naturaleza. El mundo de los insectos nos ha ayudado mucho en este campo, a pesar que su escala de vida y tamaño sea mucho menor a la nuestra”, apunta Bruno Grossi biólogo y experto en Biomecánica Animal de la Universidad de Chile.

Alfredo Ugarte, entomólogo del Buin Zoo, asegura que esto es claro “por ejemplo con los helicópteros. Si bien estos fueron diseñados cientos de años antes por Leonardo Da Vinci, se volvieron funcionales una vez que el hombre comenzó a indagar en la anatomía y el vuelo de las libélulas”.

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“Otro ejemplo, con las mismas mariposas, es el mejoramiento en un 70% de la eficiencia de las células fotovoltaicas en base a la disposición y dirección de las escamas de sus alas, mejorando la energía solar”, agrega el experto.

“Una cosa fascinante que ha inspirado a científicos desde el reino de los insectos son por ejemplo, la estructura funcional de las alas de las mariposas, las cuales no están pigmentadas, sino que están diseñadas para refractar sólo uno de los espectros de la luz. O cómo la inteligencia de colmena, presentadas por hormigas y abejas, ha mejorado el desarrollo de la inteligencia artificial o, finalmente, cómo los termiteros han inspirado la arquitectura moderna”, concluye Grossi.

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