El peligro de quedarse sin abejas en el planeta - (03:13)
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Aunque muchos hayamos experimentado dolorosos encuentros con los aguijones de las abejas, esta noble arma biológica podría ser más que una molestia. Un nuevo estudio de laboratorio muestra que una molécula del veneno de estos insectos podría suprimir el crecimiento de un tipo específico de células cancerígenas. 

La investigación se centró en ciertos subtipos de cáncer de mama, incluyendo al triple negativo (CMTN), el cual es una condición extremadamente agresiva que cuenta con limitadas opciones de tratamiento. 

El CMTN equivale al 15% de todos los tipos de cáncer de mama del mundo. En muchos casos, sus células producen en exceso una molécula llamada EGFR. Intentos previos para desarrollar tratamientos que ataquen a estas moléculas específicas han mostrado ser poco efectivos, ya que también impactan a las células saludables. 

El veneno de las abejas meleras (Apis mellifera) ha mostrado su potencial a través de otras terapias médicas; como por ejemplo ser efectivo contra diferentes tipos de dermatitis, además de contar con propiedades anti-tumores, llegando incluso a combatir ciertos tipos de melanomas. 

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Sin embargo, todavía no se sabe cómo las toxinas eliminan a los tumores a un nivel molecular. Ahora, los científicos tras este estudio se han acercado bastante a encontrar la respuesta a las interrogantes. 

Al parecer las abejas usan melitina – la molécula responsable de que el veneno de estos nobles insectos sea bastante doloroso – para luchar contra sus propios patógenos. Las polinizadoras producen este péptido no solo en su veneno, sino que en todos sus tejidos, donde se expresa para combatir infecciones. 

Con la poderosa molécula entre ceja y ceja, un grupo de investigadores expuso células cancerígenas y normales al veneno de abejas de Irlanda, Inglaterra, Australia y al veneno de un tipo de abejorro (Bombus terrestris). 

Descubrieron que el veneno de este último insecto – que no incluye melitina – casi no logró afectar a las células malignas, sin embargo las toxinas de abejas de todas las diferentes localidades lograron marcar una diferencia. 

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“El veneno fue extremadamente potente”, aseguró Ciara Duffy del Instituto de Investigación Médica Harry Perkins a ScienceAlert. “Descubrimos que la melitina puede destruir completamente las membranas de las células cancerígenas en menos de 60 minutos”. 

Cuando la toxina fue bloqueada con un anticuerpo, las células malignas expuestas al veneno de abeja sobrevivieron – demostrado que el compuesto fue el responsables de los resultados anteriores. 

La mejor parte: la melitina casi no impacta a las células normales,  atacando específicamente a las células que producen EGFR y HER2 en exceso; incluso llegó a alterar la habilidad de las células cancerígenas de replicarse. 

“El estudio demuestra como la melitina interfiere con las vías de señalización al interior de las células cancerígenas lo que reduce su replicación celular”, agregó Peter Klinken, científico en jefe de Western Australia. 

El estudio fue publicado en Nature Precision Oncology

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