Es verano en la Antártica: récords de alta temperatura, preocupantes derretimientos de glaciares y (con un símbolo bastante brutal que refleja las consecuencias del cambio climático), nieve roja, como si estuviera manchada con sangre, a lo largo de toda la península.

En el curso de las últimas semanas, el hielo alrededor de la Base Ucraniana de Investigación Vernadsky (ubicada en la Isla Galíndez, cerca de la costa más al norte de la península Antártica) ha sido cubierta por lo que los investigadores llamaron “nieve de frambuesa”.

Una publicación de Facebook del Ministerio de Educación y Ciencia de Ucrania muestra la escena en amplio detalle: manchas rojas y rosadas esparcidas en glaciares y gélidas planicies.

Dicha sangre o “jalea” como cariñosamente la llaman los investigadores, es en realidad un tipo de alga con pigmentos rojos llamada Chlamydomonas Chlamydomonas nivalis, la cual se esconde en los campos de nieve y montañas alrededor del mundo.

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Esta micro planta prospera en agua congelada y pasa inviernos dormida en la nieve y el hielo; sin embargo cuando el verano llega y la nieve se derrite el alga florece, liberando esporas rojas.

Este fenómeno, descubierto por Aristóteles en los tiempos de la antigua grecia, es conocido como “nieve de sandía, “nieve de sangre” y un montón de otros nombres menos poéticos.

El color rojo del fenómeno proviene de los carotenoides (el mismo pigmento que hace que los zapallos y zanahorias sean naranjos) en los cloroplastos del alga. Además de su llamativo color, éstos pigmentos ayudan a que el alga absorba el calor y se proteja de la luz ultravioleta, permitiendo que éstos pequeños organismos se alimenten en el verano sin correr el riesgo de mutar genéticamente.

Esto es bueno para el alga pero no para el hielo. De acuerdo a los investigadores ucranianos, es fácil que éste tipo de brotes generen un circuito retroalimentado de calor y derretimiento.

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“Los brotos de nieve contribuyen al cambio climático”, aseguró el equipo en la publicación de Facebook, según LiveScience. “Debido a su color carmesí, la nieve refleja menos la luz del sol y se derrite más rápido. Como consecuencia produce más y más algas de color”, agregaron.

A mayor cantidad de calor que el alga absorba, más rápido se derretirá el hielo de sus alrededores. Mientras más se derrita, ésta planta se podrá esparcir más rápido y así sucesivamente en un catastrófico ciclo.

Cadenas similares se están produciendo en otras partes del mundo, desencadenando escena surrealistas como una plaga de espuma de mar en las costas de España o las azules y bioluminiscentes “lágrimas” que sorprendieron a las personas en las costas de China.

Mientras la “nieve de sandía” ha existido por millones de años, los brotes de las algas prosperan en los climas cálidos, lo que significa que probablemente veamos más eventos de éste tipo.

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