Por Javiera Albornoz
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COVID-19 no es sólo un trastorno respiratorio. Puede afectar al corazón, el hígado, a los riñones, al cerebro, al sistema endocrino y al sistema sanguíneo”, detalla el Dr. Harlan Krumbotz, cardiólogo de la Universidad de Yale, a Los Angeles Time. Eso como parte de los estragos que causa el virus en el cuerpo.

Se tiene certeza en que el virus ataca en primera instancia los pulmones, invadiendo principalmente los neumocitos tipo 1 y 2, que son las células más pequeñas de este órgano, provocando una respuesta inflamatoria grave que destruye las células y se disemina en esta área. Dando paso a lo que conocemos como el Síndrome Respiratorio Agudo.

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La gravedad de esto puede provocar una insuficiencia respiratoria grave por la falta de oxigeno en el organismo. Eso en los pulmones. Pero el virus también tiene la capacidad de diseminarse, a través de los vasos sanguíneos, por el cuerpo y llega a otros órganos, incluso al sistema nervioso central. De ahí que investigadores hayan centrado sus esfuerzos en evaluar qué daños o secuelas deja el COVID-19 en una personas. Cerebro, corazón, hígado y riñón son algunos de los afectados.

Pulmón: el primer afectado

Como ya se detallaba, el nuevo patógeno SARS-CoV-2 ataca en primera y de mayor gravedad a los pulmones. Frente a eso, médicos de Hong Kong detallaron que algunos de los pacientes presentan una reducción en la función pulmonar y una persistente falta de aliento, a pesar de estar recuperados.

En algunos pacientes, la función pulmonar podría disminuir de un 20 a un 30%”, detalló a DW el médico Owen Tsang Tak-yin, director del Centro de Enfermedades Infecciosas del Hospital Princesa Margarita de Hong Kong. Además agregó que jadeaban cuando iban un poco más rápido.

Las tomografías practicadas a este grupo de pacientes mostró una especie de neblina lechosa y vidriosa en los pulmones. Si bien la investigación es prematura y acotada, se une a un estudio que científicos del Hospital Zhongnam de la Universidad de Wuhan realizaron. Estos analizaron 140 escáneres de pulmón en los cuales encontraron una nube del  mismo aspecto mencionado anteriormente.

Con los antecedentes que se tienen hasta ahora de los pacientes recuperados, los estudios se basan en buscar si se hay desarrollo de fibrosis pulmonar.

Daños al corazón

Los pulmones conectan con el corazón, cuando los primeros no hacen un buen trabajo en la entrega de oxígeno al cuerpo, el corazón puede estar bajo un estrés severo y puede emerger más débil.

En China, realizaron un estudio inicial a pacientes con COVID-19. En ellos se observó una insuficiencia cardiaca en casi el 12% de los sobrevivientes, incluso en algunos que no mostraron signos de dificultad respiratoria.

Otra de las alteraciones que se ha conocido es la miocarditis, que es la inflamación del miocardio. El corazón, al igual que otros órganos, tiene receptores para el coronavirus y se puede provocar a una inflamación grave. Esto es lo que en muchas ocasiones genera una falla multiorgánica en quienes tienen el virus y les provoca la muerte.

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Respecto al daño en el corazón, el cardiólogo de la Universidad de Yale, el Dr. Joseph Brennan, afirmó que “Creo que habrá secuelas a largo plazo”.

El cerebro también sufre

Todo el mundo dice que es un problema de respiración, pero también afecta a lo que más nos importa: el cerebro” declaró a la agencia de noticias AFP el jefe de departamento de neurología de la universidad de California en San Francisco, S. Andrew Josephson.

Un estudio publicado en la revista de la Asociación Médica Estadounidense, que fue aplicado en 214 pacientes chinos, indica que el 36% tuvo síntomas como la pérdida de olfato, neuralgias, convulsiones y accidentes cerebrovasculares.

Así también, médicos franceses estudiaron a 58 pacientes con coronavirus y comprobaron que la mitad de ellos estaban desorientados o agitados. A eso, se sumó que los escáneres cerebrales mostraron posibles inflamaciones.

Según detalló la agencia, un proyecto internacional ha evidenciado que se generan crisis convulsivas en pacientes de COVID-19 quienes jamás habían sufrido de esto previo a enfermarse, así también de minúsculas y “singulares” hemorragias cerebrales.

Desde el hospital Long Island Jewish Forest Hills, en Estados Unidos, detallaron a esta agencia que el 40% de quienes sobreviven sufre problemas de desorientación. “El regreso a la normalidad suele llevar más tiempo que a quienes sobrevivieron a un ataque al corazón o un accidente cerebrovascular”.

Respecto a esto último, el jefe de Urgencias de la Clínica Indisa, Dr. Leonardo Ristori, detalló a Futuro 360 que hay que ser cautos respecto a las señales de desorientación, porque suele ser recurrente que una persona, tras estar en estado crítico yconectado a un ventilador mecánico, se sienta desorientado.

Nos falta observación. En mucho tiempo vamos a tener que ver qué daños causó. Lo que se ha podido demostrar es que algunos paciente han quedado con secuelas de fibrosis pulmonar. Gente que no lo tenía y ahora lo tiene”, detalló el Dr. Ristori.

Pero respecto a eso, agregó que no es responsable ni prudente decir que esto no deja secuelas neurológicas. 

“Aún es prematuro para ver secuelas”

Si bien se han hecho diferentes estudios y durante la enfermedad se ha demostrado el daño que se va generando en los órganos, la comunidad médica aún es cauta en asegurar qué secuelas a corto plazo o permanentes se pueden generar.

Uno puede hablar de lo positivo, pero no descartar lo negativo. Esta enfermedad lleva cuatro meses en el mundo. A pesar de los avances médicos, es muy poco tiempo. Hay daños que pueden atribuirse después de mucho tiempo. De manera, que nos falta observación”, asegura el Dr. Ristori.

Agregó que “podemos asegurar lo que se produjo, no lo que aún no se ha producido”.

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En eso también concuerda la Directora de la Escuela TENS en enfermería de la Universidad de las Américas, Beatriz Arteaga, quien señala “que aún es un poco prematuro para saber si existe un daño en los otros órganos. Sin embargo, la propia enfermedad ya ha descrito que sí existe daño en los distintos órganos”. Además, agregó que lo claro es que la enfermedad provoca “mucho daño”.

Ambos coinciden en que el en cada paciente se deberá ver su evolución y las secuelas que el virus pudo provocar, pero durante los próximos meses.

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