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Un grupo de investigadores hicieron un desconcertante hallazgo. Un hongo parásito que afecta a cigarras macho es capaz de controlarlos y hacer que se comporten como cigarras hembra para atraer a otros varones y así poder infectarlos.

Es un patrón de conducta que han denominado como “zombie”. Una vez que las cigarras macho están infectadas envían señales “sexy” a otros de su especie y al atraerlos le transmiten el parásito creando así una legión de cigarras “zombies”.

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La “mente maestra” de esta zombificación de la cigarra es el hongo parásito llamado Massospora. La forma como consigue su macabro objetivo es aún más inquietante.

El parásito se mete en el organismo de la cigarra macho y se come su abdomen. El contenido lo sustituye por una masa de esporas amarillas. Completada la invasión, obliga a su víctima a mover las alas de una forma que es típica de las hembras de su especie para aparearse.

Como es natural, machos sanos son atraídos por los “sensuales” revoloteos y se apresuran a copular con la falsa hembra que en realidad es un macho zombie. Ese momento es aprovechado por el parásito Massospora para infectar a la cigarra sana y así van repitiendo el ciclo que conduce a un ejército zombie.

Se desconoce el mecanismo por el cual Massospora induce comportamientos asociados a mujeres en cigarras masculinas infectadas. Los machos con infecciones productoras de conidias (que se transmiten por contacto cercano entre individuos abundantes) exhiben comportamientos sexuales dirigidos a ambos sexos al aletear adicionalmente en respuesta a las llamadas de otros machos”, escribieron los autores en el informe de la investigación publicada en la revista PLOS Pathogens.

El ciclo de vida de la cigarra es fascinante y mantiene ocupados a los científicos que las estudian. Las cigarras del género Magicicada son de cuerpo negro y ojos rojos, pasan entre 13 y 17 años bajo tierra incubándose para luego emerger al exterior. En la superficie su vida como cigarras adultas es corta, de apenas unas semanas, tiempo en el que se aparean y ponen huevos hasta que mueren.

“Sin embargo, para las cigarras infectadas por Massospora, la vida da un giro feo. Aproximadamente, una semana después de la infección, las esporas del hongo devoran el abdomen de la cigarra y su cuerpo se desintegra, pero el insecto no muere. Más bien, continúa volando y dispersando las esporas zombificadoras en un proceso conocido como transmisión activa del huésped (AHT), en el que un parásito manipula a su huésped vivo”, explica la revista especializada Live Science.

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“La manipulación de un huésped para enfocarse en la transmisión de patógenos es fascinante porque plantea preguntas sobre la naturaleza de la autonomía y arroja luz sobre las manifestaciones físicas y conductuales del parasitismo“, explicaron los autores de la investigación.

Hasta donde sabemos, este es el único ejemplo de HTA en el que el patógeno se comporta, al menos en parte, como una enfermedad de transmisión sexual, aunque faltan estudios de historia natural”, dice el estudio.

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