Por Patricio Alarcón
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Por cerca de 25 años, científicos de todo el mundo han trabajado en la puesta en marcha del telescopio James Webb (JWST). En las últimas semanas -tras sufrir inconvenientes durante décadas y sucesivas postergaciones- la potente herramienta superó algunas de las fases más importantes de su desarrollo, por lo que alista su lanzamiento para octubre de 2021, fecha en que saldrá por fin hacia el espacio desde el puerto espacial de Kourou, en Guayana Francesa. 

Según anunció la Nasa, el JWST completó con éxito las “pruebas de segmentos terrestres“, hito crítico que demuestra que los instrumentos de la nave pueden ser manejados eficientemente desde la Tierra. Además, se logró volver a conectar la matriz solar “Powerhouse” (que mide seis metros) al observatorio principal del telescopio, acción necesaria para el lanzamiento y que le permitirá mantener su autovalencia energética a distancia.

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“Ésta fue la primera vez que hicimos esto con el hardware de vuelo real de Webb y el sistema de tierra (…) Éste es un gran hito para el proyecto y es muy gratificante ver a Webb funcionando como se esperaba”, dijo Amanda Arvai, subjefa de Operaciones de Misión de la División del Instituto de Ciencias del Telescopio Espacial en Maryland tras el testeo. Dichas labores duraron cuatro días e involucraron a un centenar de trabajadores, entre actividades presenciales y remotas.

Con esto, el observatorio entró en su recta final, lo que le permitirá cumplir con una serie de misiones específicas y avanzadas. No en vano, los impulsores del proyecto lo catalogan como “el telescopio espacial más grande, poderoso y complejo jamás construido y lanzado al espacio“. Cabe destacar que en su desarrollo participan 17 naciones, con la Agencia Espacial Estadounidense, la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Agencia Espacial Canadiense a la cabeza.

Foto: STSCI – Amanda Arvai

Características

El Webb es un observatorio de infrarrojos en órbita, que complementará y sustituirá los descubrimientos de los telescopio Hubble y Spitzer. Esto, porque su cobertura de longitud de onda es más larga y tiene una sensibilidad mayor, gracias a la herramienta MIRI o Mid Infrared Instrument. Entre sus características, destaca sus imponentes dimensiones: es un gigante de 6.200 kilogramos. Se espera que su vida útil sea de entre 5 y 10 años, para lo que se han invertido más de 10.000 millones de dólares en su construcción.

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Otro importante atributo es el espejo primario, que con sus 6,5 metros casi triplicará el tamaño del Hubble. Una cámara de infrarrojo cercano, un espectrógrafo, un instrumento de infrarrojo medio o un sensor de guía fina son parte también del mega equipamiento.

Pero, ¿para qué servirá toda esta tecnología? La Nasa describe que “las longitudes de onda más largas permiten a Webb mirar mucho más cerca del comienzo de los tiempos y buscar la formación no observada de las primeras galaxias“. Asimismo, permitirá mirar dentro de las nubes de polvo, donde se están formando estrellas y sistemas planetarios en la actualidad.

En definitiva, el Webb aportará a descifrar las fases de la historia del Universo, desde los primeros resplandores tras el Big Bang, pasando por la formación de sistemas solares capaces de sustentar vida en planetas como la Tierra, hasta la evolución de nuestro propio Sistema Solar.

“Entre los muchos aportes que hará a la astrofísica moderna, me parece especialmente destacable la compresión de los orígenes de las primeras estructuras, así como de la vida en el Universo. Esto, debido a que permitirá la detección de los fotones generados por las primeras estrellas y galaxias que se formaron cuando el Universo tenía menos del 10% de su edad actual”, destacó para Futuro 360 el astrónomo e investigador de la Universidad Andrés Bello, Timo Anguita.

Por otro lado, permitirá comprender la formación de sistemas planetarios y medir la composición de las atmósferas de planetas extrasolares“, agregó el experto.

En la misma línea, el astrónomo del Instituto de Astrofísica de la Universidad CatólicaThomas Puzia, aseguró en conversación con Futuro 360 que “con el Hubble no se ha alcanzado a vislumbrar el fin del Universo observable. Por eso, la primera tarea del Webb es observar las primeras estrellas de la época de la reionización“, es decir, cuando comenzó la formación de las galaxias.

Observar eso directamente es fundamental para entender cómo realmente funciona las dinámica entre los ingredientes de nuestro Universo“, añadió Puzia.

 

Como dato curioso, el proyecto se conoció hasta 2002 como Telescopio espacial de próxima generación (NGST, por sus siglas en inglés). Luego, fue rebautizado en honor a James E. Webb, administrador de la Nasa entre 1961 y 1968, quien jugó un papel clave en el programa Apolo.

Si quieres conocer todos los detalles de la iniciativa, visita su página oficial.

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