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El mar absorbe cerca del 30% de las emisiones globales de dióxido de carbono (CO2), según datos de la organización Oceana. Sin embargo, este proceso tiene un alto costo para los animales marinos, ya que los océanos no sólo están aumentando de nivel y temperatura, sino que también se vuelven más ácidos.

Al respecto, una investigación realizada por expertos de las universidades de Auckland y James Cook reveló que la capacidad de recepción de CO2 por parte del mar se está sobrepasando, lo cual estaría causando que diversas especies sufran una pérdida de la audición.

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La capacidad de los peces para detectar el sonido es fundamental para una variedad de comportamientos, incluso como guía para el asentamiento y su movimiento cerca de los arrecifes, la selección de parejas y para sincronizar el comportamiento de apareamiento”, señalaron en un comunicado.

Este tipo de problemas de salud afectan la interacción de los especímenes con su entorno, especialmente a la hora de defenderse de los depredadores. El equipo señaló que, en especies como el pez pargo, el contacto con el CO2 en estadios temprano del desarrollo tiene consecuencias de por vida.

Para llegar a esta conclusión, los investigadores recolectaron huevos de pargos. Posteriormente, las larvas resultantes se criaron en tanques en condiciones ambientales durante 21 días antes de dividirse entre dos tratamientos: agua de mar normal y otra con niveles elevados de CO2.

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Los seres criados en condiciones elevadas de CO2 tenían umbrales de audición significativamente menores en comparación al otro grupo. Además, unas estructuras que actúan como el oído medio humano, llamadas otolitos, eran asimétricas y significativamente más grandes en ellos.

Este estudio ha descubierto que los otolitos asimétricos ocasionan que los peces sean menos sensibles al sonido y, por lo tanto, es posible que no puedan localizar con precisión el sonido de su arrecife ‘hogar'”, sostuvo el profesor asociado de la Universidad de Auckland, Craig Radford.

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