El árbol abeto de Sitka, localizado en la solitaria isla Campbell, en Nueva Zelanda, ha estado en compañía de un equipo de investigadores que cree que podría ayudar a descubrir los secretos del cambio climático.

Abeto de Sitka mide nueve metros de altura tiene el título de récord mundial Guinness por ser el “árbol más remoto” del mundo y para la líder científica del radiocarbono en GNS Science, la Dra. Jocelyn Turnbull, el árbol podría ser una herramienta valiosa para comprender qué está sucediendo con la absorción de dióxido de carbono en el Océano Antártico.

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“Del CO2 que producimos al quemar combustibles fósiles y que lanzamos a la atmósfera, solo la mitad permanece allí y la otra mitad va a la tierra y al océano”, señaló la experta a The Guardian.

Turnbull ha estado trabajando con el Desafío Científico Nacional del Sur Profundo de Nueva Zelanda, la Plataforma Científica Antártica y el Instituto Nacional para el Agua y la Atmósfera para comprender qué está sucediendo con el carbono en el Océano Antártico.

La toma de muestras de la atmósfera es el mejor método para medir las concentraciones de CO2 y puede complementarse con la datación por radiocarbono de muestras de aguas profundas. Pero viene con limitaciones. “No se puede recolectar el aire que estaba allí hace 30 años, porque ya no está”, señaló.

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“Así que se nos ocurrió esta idea de usar anillos de árboles. Las plantas, cuando crecen, toman dióxido de carbono del aire mediante la fotosíntesis y lo usan para hacer crecer sus estructuras y el carbono del aire termina en los anillos de los árboles”, dijo.

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