Por Gonzalo Stierling

En el Día Internacional de la Bicicleta, CicloRecreoVía celebra la existencia y permanencia en el tiempo de este medio de transporte espectacular, amigable con la ciudad y con el medio ambiente. Cada 3 de junio se abre la oportunidad de hablar y volver a mencionar lo maravillosa e importante que ha sido, es y deberá ser en los años por venir este medio de transporte, particularmente considerando el contexto de crisis ambiental y climática que enfrenta el planeta, así como lo congestionadas y abarrotadas de automóviles que están nuestras ciudades y los profundos impactos negativos que ello genera en la calidad de vida de los ciudadanos.

Debemos alegrarnos de que, para desplazarnos y movilizarnos, aparte del transporte público y el caminar, también exista la espectacular y muchas veces insuperable opción de la bicicleta que, al igual que nos promete el automóvil (sin muchas veces cumplirlo), nos brinda autonomía y rapidez, pero sin los costos ya inaceptables que el vehículo particular motorizado impone a la sociedad y al planeta.

El Día Internacional de la Bicicleta es la fecha que nos invita a reafirmar el papel fundamental que juega la bicicleta en la construcción de ciudades más saludables, limpias y accesibles para todos, lección que los países del norte de Europa –y que son los que tienen más calidad de vida del mundo– ya aprendieron y aplican desde hace décadas, pero que sigue siendo una tarea pendiente en toda América.

Por el bien de nuestras ciudades y sociedades, hay que entender e internalizar que transportarse en bicicleta no es, en absoluto, signo de pobreza y subdesarrollo, sino que, al contrario, la verdadera muestra de subdesarrollo es pensar que usar la bicicleta como medio de transporte es signo de carestía y atraso. Para ser verdaderamente desarrollados, debemos promocionar, facilitar y considerar, en cada inversión de infraestructura urbana, la bicicleta, de modo que, si bien no todo el mundo se mueva en ella, sí pueda hacerlo tanta gente que ya está dispuesta a ponerlo en práctica, pero que no encuentra las condiciones.

Por otro lado, hoy, al hablar de la bicicleta como una maravillosa opción de transporte para un mejor medio ambiente y para avanzar hacia una ciudad a escala humana, resulta crucial recalcar que la urgente necesidad, por nuestro propio bien, de movernos mucho más en bicicleta (así como a pie y en transporte público) en vez de en automóvil, no pierde fuerza ni vigencia con el advenimiento del automóvil eléctrico. Este último resuelve (y solo parcialmente) únicamente el problema de la contaminación del aire, mientras mantiene intactos infinidad de otros impactos negativos que genera el automóvil y que el uso de la bicicleta resuelve: deficiente salud física y mental; uso abusivo del espacio público; demanda incesante de una carísima infraestructura; siniestros viales; contaminación acústica; aislamiento social, entre muchos más factores.

Como Fundación CicloRecreoVía, tenemos el absoluto convencimiento de que, en la búsqueda de un mayor bienestar general, el uso de la bicicleta para los desplazamientos diarios es crucial y que, por lo tanto, necesitamos construir ciudades estilo CicloRecreoVía, pero no solo para los domingos, sino para todos los días, cuestión fundamental para impulsar y disparar el uso de la bicicleta y, con ello, construir una ciudad más amigable (especialmente con la niñez), menos agresiva, menos contaminada y mucho más eficiente.

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