Frank Holden

El delfín chileno o tonína negra, es un mamífero marino pequeño, de un 1.65 metros de largo y robusto, 63 kilos promedio de peso. Presenta una cabeza cónica, un rostro relativamente corto y ancho con un hocico más largo y fino que el de tonina overa, con una coloración en toda la zona dorsal negra.

Los delfines chilenos, son altamente selectivos de sus hábitats y sensibles a los cambios ambientales de estos mismos, lo que permite a su vez que sean excelentes bio-indicadores o centinelas que pueden dar avisos efectivos de cambios en las condiciones del área en que se encuentran.

Pero su pequeña población enfrenta diversas amenazas, relacionadas a actividades industriales en su mayoría. Disputas por hábitat con centros de cultivo salmonero, enmallamientos por redes para lobos marinos, la contaminación química industrial, basura marina y el cambio climático, afectan su sobreviviencia.

Delfín chileno.

“Chile en general es único y somos muy privilegiados porque tenemos especies de cetáceos que no están en otros lugares. Tenemos la fortuna de que nos visita la ballena azul, por ejemplo, que se viene a alimentar a Chile, sin embargo, en delfines somos aún más afortunados y tenemos el privilegio de tener una especie endémica”, explicó en un comunicado Francisco Viddi, biólogo Marino que ha trabajado por más de 20 años en conservación marina.

Por su parte, Carla Christie Remy-Maillet, es bióloga marina y Magíster en Comunicación de la Ciencia de la Universidad de Otago, señaló que existe mucho desconocimiento en Chile sobre las especies endémicas y que así es difícil que se proteja si se desconoce.

“No se nos enseña de especies marinas chilenas en el colegio, que es la forma de educación principal, entonces aprendemos de un pez de aguas tropicales, pero no aprendemos sobre especies como el delfín chileno, como la langosta de Juan Fernández, como el lobo fino de Juan Fernández o el chungungo que son especies endémicas que viven solamente en Chile”, dijo.

La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) considera al delfín chileno como especie “Inadecuadamente Conocida”.

Las amenazas al Delfín Chileno

Viddi recuerda que las primeras publicaciones del delfín en Chile de ecología, están relacionados con la cacería directa, de lo que fueron objeto principalmente en Magallanes, para usar su carne como carnada. “Lamentablemente no hay información anterior a esa, por tanto, no sabemos cuan abundante eran estos delfines”.

Para Christie, esta especie es más bien tímida. “No tan acrobáticos como comúnmente se tiene la idea del delfín. Saltan y juegan también, pero en general, como son más pequeñitos, quizás como una forma de protegerse, son más tranquilos o introvertidos si se pudiera decir, si uno le da una característica humana”, sostuvo.

También comentó que distribuye desde Valparaíso hasta Cabo de Hornos, como la mitad de todo Chile, pero no significa que esté en forma continua en esta extensión territorial, significa que está en puntos específicos que “tienen ciertas características”.

Por ejemplo, en el área de los fiordos y de los canales de la Patagonia Austral, selecciona lugares que son muy costeros, poco profundos, más o menos aproximadamente 20 metros y bahías protegidas. Sectores que están cerca de ríos, que tienen nutrientes y que lamentablemente son los mismos espacios que eligen las industrias acuícolas, principalmente salmoneras y que, por lo tanto, indirectamente, entre a competir en estos espacios de superviviencia para esta especie endémica.

El estudio sistemático más complemento de la especie

Durante el 2021, se dio cuenta del estudio sistemático y multidisciplinario de más larga duración sobre la especie, con un monitoreo de 20 años a través de investigaciones realizadas por el Centro de Estudios para la Conservación de Ecosistemas Marinos CECEM – YaquPacha Chile y WWF Chile, quienes estimaron un número reducido de delfines chilenos.

Al mismo tiempo, se han caracterizado las principales amenazas y examinado las bacterias de la piel de los delfines, para conocer su estado de salud.

Cayetano Espinosa, uno de los investigadores, señaló al respecto que “desde Chiloé hasta Magallanes hemos registrado sistemáticamente el enmalle y muerte de delfines chilenos en las redes loberas de las salmoneras. El diseño de estas redes probablemente ha contribuido a disminuir la interacción de la industria con lobos marinos, lo que es positivo, pero lamentablemente la evidencia no muestra los mismo para los delfines”.

En términos sanitarios, los investigadores encontraron que, en zonas con alto impacto de actividades salmoacuícolas, como Calbuco y Dalcahue, la piel de los delfines es colonizada por bacterias muy diferentes a las de los delfines de otros lugares, incluyendo bacterias comúnmente encontradas en la piel de salmónidos cultivados, como algunos tipos de Halomonas.

“Al igual que las personas, los delfines tienen comunidades de bacterias en su piel que son únicas y características, las que deben permanecer en un cierto equilibrio para mantener la salud de la piel, que es un órgano vital para el sistema inmune. En general, estas bacterias no son patógenas, es decir, no dañan al delfín, al contrario, incluso lo protegen. Lo que estamos comenzando a ver en nuestros primeros resultados, es cómo los delfines que habitan en costas urbanizadas, están perdiendo ese equilibrio”, señaló Espinosa.

El hábitat que elige el Delfín chileno no es el mismo lugar que utilizan las salmoneras o los cultivos de la industria miticultora de choritos, porque son lugares protegidos, que “no tienen mucha influencia del viento y de las olas, y que son de profundidad más o menos baja, entonces lo que pasa con la industria acuícola que compiten de forma indirecta con los espacios, además de que quedan enmallados o enredados en las redes loberas de las salmoneras” indicó la bióloga.

Christie, agrega otras amenazas que enfrenta la especie, “como el tráfico de las embarcaciones y que el ruido también interfiere en la vida del delfín (…) otros factores ya más se relacionan con la contaminación del agua, de químicos, de la basura, de lo que dejan las salmoneras en los lugares que se instalan”.

Francisco Viddi al respecto, mencionó que uno de los principales problemas en la degradación de hábitat, “es el uso que está teniendo la salmonicultura, el uso de hábitat, de espacio y la contaminación generada por la industria salmonera, el tráfico de embarcaciones, que además se ha incrementado en la Patagonia debido al aumento de la actividad y por supuesto hay un tema allí que también involucra la captura incidental en algunas pesquerías”.

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