La emergencia climática que vive el planeta obliga a tomar medidas urgentes y eficientes. La cantidad de residuos plásticos tanto en tierra firme como en el mar, preocupa cada vez más.

Diversas organizaciones e iniciativas alrededor del mundo han alertado la necesidad de tomar acciones sin demora.

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Reciclar es, quizás, la forma más común de atender la contaminación por plástico, pero por sí sola no resuelve el problema. Se hacen cada vez más urgente nuevas ideas que aborden las raíces del problema.

Existen comunidades, legisladores visionarios y emprendedores innovadores están demostrando que es posible utilizar los recursos de manera eficiente, mantener un ambiente saludable, consumir de manera sostenible y al mismo tiempo crear empleos locales.

Ni enterrados ni quemados

Un movimiento creciente está mostrando una posible alternativa. Se trata del movimiento llamado “Basura Cero”.
Esta iniciativa tiene el propósito de detener el flujo de residuos en su origen. Esto significa que productos, empaques y materiales, son producidos, consumidos y reciclados de manera responsable.

Bajo esta estrategia, ningún desperdicio es incinerado. Los materiales tóxicos no terminan en el suelo, en el agua o el aire.
Cerca de 400 municipios en Europa, y un creciente número de autoridades locales en todo el mundo, están adoptando la estrategia “Basura Cero” (“Zero Waste” en inglés).

Esto implica un esfuerzo para eliminar los residuos, sin quemarlos ni sepultarlos en un relleno sanitario. En primer lugar, se crea un sistema que no genera residuos.

La lucha contra la contaminación por residuos plástico comienzan en la fuente, es decir, eliminar los plásticos de un solo uso. Pero esto por sí solo no funciona, debe ir acompañado de una política de promoción de distribución y sistemas de entrega alternativos.

Educación e incentivos

Capannori, en el norte de la Toscana, Italia, fue la primera ciudad en Europa en establecer una estrategia de “Basura Cero” en 2004, comprometiéndose a enviar cero residuos para su eliminación en 2020.

Este municipio ha desarrollado un enfoque integral: su objetivo es maximizar la recuperación de material mediante la recopilación de diferentes tipos de desperdicios por separado, y ofrece incentivos económicos por la reducción de residuos en su origen.

Por ejemplo, abrieron tiendas libres de envases que venden artículos producidos localmente. Han instalado fuentes públicas de agua potable para eliminar la necesidad de agua embotellada.

Tienen un centro de reutilización donde las personas pueden llevar ropa, zapatos y juguetes que ya no necesitan. Estos artículos son luego reparado y vendido a personas de bajos ingresos. La ciudad también subsidia los pañales lavables.

Foto: Pixabay

Uno de los programas más llamativos son los desafíos “Basura Cero” con los que animan a sus ciudadanos a ser parte de estas iniciativas y adoptar nuevos hábitos.

Los resultados han sido impresionantes. En los 10 años desde 2004 a 2013, la cantidad de residuos generados diariamente por persona en Capannori se redujo en un 39%, de 1.92 kilogramos a 1.18 kilogramos.

Esta información se refleja en el Plastic Atlas anual de la Fundación Heinrich Böll, publicación que recopila los datos más relevantes del plástico y su impacto en el planeta.

Otro ejemplo de ciudad “Basura Cero” es la ciudad de San Fernando en el Filipinas que, en 2018, logró que el 80% de sus desechos no llegara a los vertederos, al hacer que una cooperativa lo reciclara.

Lo interesante de estas iniciativas es que no se limitan a medidas restrictivas en el uso del plástico. Además se aseguran de ofrecer opciones, lo que ayuda a la adopción rápida de nuevos hábitos.

Prohibiciones y opciones

Junto con prohibiciones y opciones, Dan Fernando ha establecido un plan de educación vecinal a través de información casa por casa, un programa de radio regular, diálogo con grupos empresariales y reuniones individuales.

La reducción de residuos ha traído un beneficio adicional en esta ciudad. El costo anual de transportar desechos sólidos al vertedero en las afueras de la ciudad, se redujo en un 82%.

Estos fondos se han utilizado para contratar más trabajadores de aseo y mejorar instalaciones de gestión de residuos. Capannori y San Fernando muestran que el éxito de la implementación de la política “Basura Cero” debe combinar medidas “duras” y “blandas”.

Las medidas “duras” se refieren al sistema de gestión de residuos en sí, como la gestión de residuos orgánicos, la recogida selectiva de diferentes tipos de residuos, modelos descentralizados y de baja tecnología, incentivos económicos, prohibiciones de ciertos materiales y políticas y prácticas de minimización de residuos.

Foto: Pixabay

Las medidas “blandas” incluyen la participación de residentes y empresas en todos etapas del desarrollo de políticas. Esto ayuda a dar lugar a nuevos modelos de negocio, así como generar ahorros que fluyen de vuelta a la comunidad.

Los plásticos son tan ubicuos que no es realista esperar que desaparezcan del todo como por arte de magia. La clave está en tener estrategias 360 que contemplen la participación de todos los factores y promover los cambios con información e incentivos.

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Un ejemplo de iniciativas de informativas es la campaña #DesafíoPlástico de CNN Chile, Chile Visión y CDF que asumió el reto de hacer partícipe a la ciudadanía en un cambio relevante, en el marco del programa Desafío Tierra.

Este reto es parte de la campaña Desafío Tierra que pone a disposición del medioambiente las plataformas de Turner Chile un esfuerzo comunicacional de la mano de los socios Sodimac, Ticiclos, Coca-Cola, Asipla, Comberplast.

Con esta alianza se invita a la ciudadanía a convertirse en líder y que se movilice para generar cambios en su entorno. Para convertirse en líder de #DesafíoPlástico está disponible este formulario: INSCRÍBETE PARA SER LÍDER DEL DESAFÍO TIERRA

En Chile la Alianza Basura Cero, está conformada por diecisiete organizaciones que buscan trabajar por el manejo sustentable de los residuos sólidos urbanos.

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