Crédito: Yang Niu

El ser humano recolecta o caza en altas cantidades todo lo disponible en la tierra para los más variados y curiosos usos. Sin embargo, una flor china adquirió una asombrosa habilidad para evitar ser cosechada y utilizada para fabricar medicina tradicional.

Fritillaria delavayi es el nombre de esta planta que, debido al aumento exponencial de la cosecha comercial, evolucionó velozmente para generar hojas, flores y tallo de color gris y marrón, haciéndose menos visible para los recolectores.

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En esta oportunidad, científicos de Reino Unido y China descubrieron que aquellas flores que se encuentran en áreas de mayor cosecha se mimetizan de mejor manera con las rocas en las que crecen, en comparación a las que se desarrollan en lugares con menos intervención humana.

“Al igual que otras plantas camufladas que hemos estudiado, pensamos que la evolución del camuflaje de esta fritillary había sido impulsada por herbívoros, pero no encontramos tales animales (…) Entonces nos dimos cuenta de que los humanos podrían ser la razón”, sostuvo a The Guardian Yang Niu, uno de los autores del estudio.

Para llegar a estos resultados, los expertos usaron la informática y descubrieron que las personas tomaban más tiempo en descubrir las plantas más mimetizadas, encontrando además esta correlación entre el nivel de camuflaje y el de cosecha.

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El bulbo de la fritillaria delavayi se ha utilizado por más de 2 mil años como tratamiento de dolencias y enfermedades pulmonares. Durante estos últimos años ha aumentado su demanda, además de su valor, causando un incremento en la recolección.

Es notable ver cómo los humanos pueden tener un impacto tan directo y dramático en la coloración de los organismos silvestres, no solo en su supervivencia sino en su propia evolución”, manifestó el profesor Martin Stevens, quien también participó en la investigación.

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