El 6 de febrero de 2020 diferentes estaciones climáticas registraron la temperatura más alta en la historia de la Antártica. Los termómetros en la Base Esperanza, en la punta norte de la península del continente blanco, alcanzaron los 18,3°C. La ola de calor causó un derretimiento general en los glaciares cercanos.

Las altas temperaturas llegaron el 5 de febrero y continuaron hasta el 13. Las imágenes muestran el derretimiento de la capa de hielo de la Isla Eagle. Estas se adquirieron a través del Operational Land Imager (OLI) en el satélite Landsat 8.

El calor está claramente ilustrado en el mapa, el cual muestra las temperaturas a lo largo de la Península Antártica durante el 9 de febrero de 2020. El mapa se creó a partir de los datos entregados por el Goddard Earth Observing System (GEOS) y representa temperaturas en el aire a 2 metros por sobre la tierra. Las áreas pintadas de un rojo más oscuro es donde el termómetro está por sobre los 10°C.

Mauri Pelto, glaciólogo del Nichols College observó que durante el evento inusualmente cálido alrededor de 1,5 kilómetros cuadrados de nieve quedaron saturados con agua creada por el derretimiento.

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Fuente: Observatorio de la Tierra de la NASA de  Joshua Stevens, utilizando datos de Landsat del Servicio Geológico de EE. UU. Y datos GEOS-5 de la Oficina de Modelación y Asimilación Global de la NASA GSFC.

De acuerdo a los modelos climáticos, la Isla Eagle experimentó un derretimiento peak (30 milímetros) durante la jornada del 6 de febrero del presente año. La pérdida de nieve total en el cuerpo ha sido de 106 milímetros desde el 6 al 11 de éste mes. Cerca del 20% de la acumulación estacionaria en la región se derritió debido a ésta ola de calor en particular.

“Nunca había vista una formación tan rápida de pozas de agua en la Antártica”, aseguró Pelto para SciTechDaily. “Ves éstos tipos de derretimiento en Alaska o Groenlandia, pero no en la Antártica“. Además, el experto uso imágenes satelitales para detectar algún derretimiento extendido en la cercana superficie del Glaciar Boydell.

Pelto aseguró que una pérdida de hielo tan rápida está siendo causada por temperaturas muy por sobre el punto de congelamiento, que se mantienen constantes por un largo tiempo. Nunca se había observado un calor de éste tipo en la Antártica hasta el siglo 21, sin embargo, éstas olas de calor se han vuelto más comunes con el pasar de los años.

Dichos eventos son causados por una combinación de factores meteorológicos. Una cresta de alta presión se centró sobre el Cabo de Hornos a principios de febrero de 2020, lo que permitió que las temperaturas comenzaran a subir.

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Fuente: Observatorio de la Tierra de la NASA de  Joshua Stevens, utilizando datos de Landsat del Servicio Geológico de EE. UU. Y datos GEOS-5 de la Oficina de Modelación y Asimilación Global de la NASA GSFC.

Normalmente, la península está protegida de las masas de aire caliente por los vientos del oeste del Hemisferio Sur, los cuales consisten un grupo de fuertes ráfagas que circundan al continente.

Aun así, éstos vientos se vieron debilitados, lo que permitió que aire tibio extra-tropical cruzara esta parte del océano y alcanzara las capas de hielo. Las temperaturas del mar también marcaron termómetros más altos en la región, en un aproximado de 2 a 3°C por sobre el promedio.

Otro factor en consideración son los secos y cálidos vientos foehn, los cuales son fuertes ráfagas que causan una baja en las presiones tormentosas de las montañas, en muchas ocasiones arrastrando aire caliente con ellos.

En febrero de 2020 vientos del oeste pasaron por la Cordillera de la Península Antártica. Mientras dichos vientos subían por las montañas, el aire normalmente se enfría y condensa formando lluvia o nubes de nieve. Pero debido a la poca humedad de los vientos foehn la posibilidad formación de los fenómenos meteorológicos fue mucho menor.

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