Crédito: Craig Foster/Sea Change Project

El documental Mi maestro el pulpo, disponible en Netflix, nos mostró una emotiva historia de amor entre un documentalista con una profunda depresión y un pulpo. Para quienes aún tras ver este registro dudan de la complejidad de estos animales, un nuevo estudio reveló un impactante dato sobre ellos.

La investigación realizada por la neurobióloga Robyn Crook de la Universidad Estatal de San Francisco sugirió que, más allá de sus dolores o lesiones físicas, los pulpos son capaces de sentir angustia, sentimientos de pérdida y dolor emocional complejo.

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Los nuevos análisis revelaron que es probable que estos animales experimenten y respondan al dolor de una forma similar a los mamíferos, es decir, con una experiencia relacionada a él que va mucho más allá de un simple reflejo orgánico frente a los estímulos dañinos.

En organismos más complejos, como los perros y chimpancés, estos estímulos dolorosos implican experiencias de duelo y pérdida que alteran el estado de ánimo de ellos. El nuevo estudio descubrió que estos invertebrados de múltiples tentáculos también tendrían esta capacidad.

Los pulpos son considerados como los invertebrados neurológicamente más complejos del planeta y, sin embargo, pocas investigaciones han analizado su potencial para experimentar dolor. Ahora, Crook decidió aplicar los mismos protocolos para probar el dolor en roedores, pero en este cefalópodo.

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La experta analizó el comportamiento espontáneo asociado al dolor y la actividad neuronal, encontrando diferente evidencia que demuestra que todos los pulpos pueden sentir estados emocionales negativos cuando se enfrentan al dolor, iguales a los que experimentan los mamíferos.

“Nuestro objetivo con este estudio fue trasladar la cuestión del dolor de invertebrados más allá de toda duda razonable (…) para que los esfuerzos para regular mejor su uso humanitario puedan continuar con una sólida base probatoria que hasta ahora ha sido carente“, sostuvo Crook en un comunicado.

El estudio completo fue publicado en la revista científica iScience.

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