Crédito: University of Arizona

El extraño asteroide Kamo’oalewa fue descubierto en 2016 y, debido a que orbita nuestro planeta a una distancia 13,6 veces mayor que la Luna, alternado su oscilación, fue denominado como un “cuasi-satélite”.

Pese a esta relativa “proximidad” a nuestro planeta, Kamo’oalewa es muy difícil de estudiar, debido a que es muy pequeño -mide 40 metros de ancho y gira una vez cada 28 minutos- y solo es visible durante unas pocas semanas de abril.

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Es en aquella ventana que el equipo de la Universidad de Arizona utilizó el Gran Telescopio Binocular (LBT) y el Telescopio Lowell Discovery (LDT) para medir su espacio y el patrón de luz que se refleja en su superficie.

Diferentes compuestos reflejan y absorben diferentes longitudes de onda de luz. Kamo’oalewa está compuesto principalmente de Silicato.

Es aquel descubrimiento el que indicó que su huella digital no coincide con ningún asteroide cercano a la Tierra, pero sí es similar a las rocas lunares traídas por los astronautas de Apolo.

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Esta investigación, publicada en Nature Communications Earth and Environment, señala que Kamo’oalewa es un trozo que se desprendió de la Luna durante algún tipo de evento de impacto. Esto lo convierte en el primer asteroide conocido en tener un origen lunar.

“Es muy poco probable que un asteroide cercano a la Tierra de variedad de jardín se mueva espontáneamente a una órbita cuasi-satélite como la de Kamo’oalewa. No permanecerá en esta órbita en particular por mucho tiempo, solo unos 300 años en el futuro, y estimamos que llegó a esta órbita hace unos 500 años”, dijo Renu Malhotra, coautor del estudio, en un comunicado.

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