La turbulencia atmosférica es el fenómeno que se observa cuando en un día de calor, la imagen de un auto distante en la carretera se deforma debido a las corrientes de aire que suben del pavimento.

Esta distorsión visual, a mayor escala, es también uno de los principales problemas al que deben hacer frente los telescopios astronómicos, ya que este fenómeno también deforma las imágenes que vienen del espacio.

En relación a este problema, un grupo de ingenieros de la Universidad de la Frontera (UFRO) desarrolló una serie de sensores montados sobre un dron, un avance inédito que permitirá obtener datos detallados de cómo se comporta la atmósfera a diferentes alturas.

“Esa información, que pondremos a disposición del observatorio, debería contribuir a mejorar la calidad de las imágenes, que se corrigen a través de los sistemas de óptica adaptativa del telescopio”, explicó Patricio Galeas, director del Centro de Excelencia de Modelación y Computación Científica (CEMCC), quien lidera el proyecto.

Los investigadores están trabajando en Temuco con un primer dron al que le colocarán sensores de diferente tipo para hacer mediciones de la velocidad del viento, temperatura, humedad, presión y otras variables. Además, en los próximos días les llegará equipamiento meteorológico de precisión para hacer pruebas.

Una visita al Observatorio Paranal

Este proyecto partió cuando Patricio Galeas y su equipo visitaron el Observatorio Paranal, Región de Antofagasta, y fueron testigo en primera persona de cómo la turbulencia atmosférica afectaba las observaciones.

Desde principios de 2022, han estado trabajando en su desarrollo con un equipo multidisciplinario que incluye investigadores de los departamentos de electrónica, informática y mecánica de la UFRO, a los que se han sumado además investigadores de Física.

Aparte de Paranal –perteneciente al Observatorio Europeo Austral (ESO)- para llevar a cabo la iniciativa también se asociaron con una empresa que hace pronósticos climatológicos a través de análisis de datos históricos y con la Dirección General de Aeronáutica Civil.

“ESO es nuestro principal socio, ya que el sistema está diseñado para ellos, pero la información que vamos a obtener con nuestro prototipo también es relevante para otras instituciones”, señaló el académico.

Un dron tiene un costo aproximado de 10 mil dólares y si se le incorporan sensores como los que están en desarrollo podría llegar a los 20 mil dólares. En comparación, los instrumentos actuales del telescopio que miden la turbulencia van desde los US$ 200 mil al millón de dólares.

Esta tecnología tiene un potencial de uso en todos los telescopios que emplean óptica adaptativa. De hecho, se está evaluado la posibilidad de realizar pruebas con el mismo prototipo en las cercanías del radiotelescopio Atacama Large Millimeter Array (ALMA).

El Doctor Galeas estima que la instalación de los sensores se materializará durante el segundo semestre 2022 por lo que las primeras pruebas en Paranal podrían tener lugar durante el verano 2023.

Adelanta que, si tienen éxito, es posible desarrollar un spin-off para prestar servicios a observatorios astronómicos, oficinas meteorológicas y aeropuertos entre otros.

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