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(CNN Español) – Falta nada para el despegue de la nave espacial Soyuz MS-22 desde el cosmódromo de Baikonur, en Kazajistán, y el astronauta Frank Rubio ya es capaz de imaginarse a sí mismo entre la imagen de la pequeña Tierra y la negrura de las estrellas.

Así lo contó en una entrevista para el servicio de noticias del Ejército de EE.UU., en la que compartió cómo se prepara para convertirse en el primer salvadoreño y próximo ingeniero a bordo de la Expedición 68, parte del proyecto de la NASA Artemis, una iniciativa que busca volver a llevar seres humanos a la Luna para el año 2025 y, con el tiempo, dar paso a la exploración humana en Marte.

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De El Salvador al espacio exterior

Nacido en Los Ángeles de padres salvadoreños, Rubio será parte de la próxima misión a la Estación Espacial Internacional (EEI) junto a los rusos Sergey Prokopyev y Dmitry Petelin. Se trata de un esfuerzo conjunto entre la NASA y Roscosmos, la agencia espacial rusa, y un sueño para el que él se ha preparado toda su vida.

En un video de presentación de la agencia estadounidense, el astronauta de 46 años relata que el haber sido el hijo de una adolescente migrante que lo crió por su cuenta le enseñó el valor de la autosuperación y el esfuerzo: “Soy el resultado de muchos sacrificios y de grandes equipos”. Su madre, Myrna Argueta, vive actualmente en El Salvador.

Ahora, casado con su esposa Débora y padre de cuatro hijos, Rubio recuerda cómo se unió al Ejército en el año 1998 con el objetivo de pagar sus estudios universitarios. Tras graduarse de la Academia Militar, obtuvo un doctorado en medicina de la Universidad de Servicios Uniformados de Ciencias de la Salud en 2010, tras lo cual fue proveedor ejecutivo médico y cirujano de vuelo en Redstone Arsenal, Alabama.

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Posee una carrera militar extensa: ha volado más de 1.100 horas, incluyendo más de 600 horas de combate durante sus despliegues en Bosnia, Afganistán e Iraq. Para eso, obtuvo una certificación como piloto de helicópteros.

Pero en el año 2017 un impulso lo llevó a dar un paso más allá de su carrera militar, al intentar ingresar a la NASA para convertirse en astronauta: Rubio fue uno de los 12 seleccionados de entre nada menos que unos 18.000 aspirantes.

Desde entonces, ha completado un programa de entrenamiento de astronauta de dos años que ha incluido desafíos físicos y académicos grandes, desde sistemas de soporte vital hasta manejo de electricidad en la Estación Espacial Internacional, pasando por entrenamientos físicos a bordo de aviones que pueden volar a velocidades supersónicas como el Northrop T-38 Talon.

“El mayor desafío para muchos es la amplitud de las cosas que tenemos que estudiar”, dijo Rubio al sitio del Ejército.

Frank Rubio, astronauta de la NASA junto a su colega Zena Cardman, en 2020 (Crédito: Photo by Mark Felix / AFP)

La misión

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Ahora, Frank Rubio se encuentra ante el mayor desafío de su carrera. No sólo porque su viaje a la Estación Espacial Internacional será parte del más amplio programa Artemis, que busca preparar las condiciones para que los seres humanos puedan regresar a la Luna y también visitar Marte. Sino porque también será su primer viaje al espacio exterior, puntualmente, a la Estación Espacial Internacional.

La EEI funciona gracias a una colaboración entre Estados Unidos, Rusia, Japón, Canadá y la Agencia Espacial Europea. Este año, producto de la guerra en Ucrania y las posteriores sanciones occidentales contra Moscú, sus actividades y misiones estuvieron a punto de verse interrumpidas. Finalmente, en agosto de este año, la NASA confirmó que Rusia se había comprometido a continuar trabajando en la EEI incluso después de 2024.

En una entrevista en vivo transmitida por la NASA desde Rusia, donde ya se está preparando, Rubio aseguró que esta misión representa los enormes esfuerzos de los equipos de ambas partes. “Creo que es importante, incluso en momentos de tensiones, que los vuelos espaciales y las exploraciones espaciales —dos cosas en las que ambas agencias son extremadamente apasionadas— se mantengan como una forma de diplomacia y de compañerismo donde encontramos espacios en común”.

De acuerdo con el sitio de la NASA, los tres tripulantes viajarán en la nave Soyuz MS-22 y comenzarán una misión de seis meses como ingenieros de la Estación.

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Entre otras investigaciones y experimentos en materia científica y tecnológica que se llevarán adelante en la EEI figuran los paseos espaciales, las investigaciones en torno a la microgravedad y cómo esta afecta al cuerpo humano y experimentos relativos a la posibilidad de fabricar órganos humanos.

“Los experimentos biológicos me interesan en particular debido a mis antecedentes”, dijo Rubio en la misma transmisión de la NASA sobre sus estudios en medicina. “Ser capaces de producir órganos humanos sería fenomenal por las posibilidades que nos daría para lidiar con algunas enfermedades aquí en la Tierra”.

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