En un épico retorno a la carrera espacial, el cohete Vulcan de United Launch Alliance se lanzó con éxito este lunes 8 de enero, marcando el inicio de la nueva misión lunar estadounidense. Este cohete transportaba el aterrizador lunar Peregrine, de la empresa comercial Astrobotic, en una iniciativa que busca explorar y estudiar la Luna de manera más profunda que nunca.

A bordo del aterrizador Peregrine se encuentran cinco instrumentos científicos de la NASA, destinados a recopilar datos lunares in situ. Estos instrumentos representan los primeros enviados por la NASA a la Luna desde el final de la era Apolo en 1972, hace más de 50 años. El lanzamiento marca el inicio de los Servicios de Carga Lunar Comerciales (CLPS) de la NASA, una colaboración estratégica con empresas comerciales para transportar instrumentos científicos y probar tecnología de exploración espacial en la Luna.

Nicola Fox, administradora asociada de la Dirección de la Misión Científica de la NASA, expresó su entusiasmo por ver esta visión convertirse en realidad. Destacó que CLPS es una forma innovadora de aprovechar las capacidades de las empresas estadounidenses para enviar cargas científicas y tecnológicas esenciales a la Luna, contribuyendo al descubrimiento científico y desentrañando misterios del sistema solar.

El aterrizador Peregrine tiene como destino la región denominada Sinus Viscositatis, o la Bahía de la Pegajosidad, donde desplegará sus cinco instrumentos científicos diseñados para muestrear y probar diversas características ambientales lunares. Estos incluyen LETS (Espectrómetro de Transferencia de Energía Lineal), que medirá la radiación; NIRVSS (Sistema Espectrómetro Volátil de Infrarrojo Cercano), para estudiar la composición del suelo lunar; NSS (Sistema Espectrómetro de Neutrones), en busca de agua; PITMS (Espectrómetro de Masa de Trampa de Iones Peregrine), para estudiar iones en la atmósfera lunar; y LRA (Matriz de Retrorreflector Láser), que servirá como un marcador de ubicación permanente para medir la posición lunar en el futuro.

Además de las cargas útiles de la NASA, el aterrizador Peregrine también transporta equipos científicos adicionales, incluyendo dos rovers, uno del Centro Aeroespacial Alemán (DLR) y otro desarrollado por estudiantes de la Universidad Carnegie Mellon. También se incluyen cargas no científicas, como cápsulas del tiempo, obras de arte, una colección de cuentos cortos, un Bitcoin y, controvertidamente, restos humanos cremados.

La inclusión de restos humanos generó controversia, particularmente con la Nación Navajo, que expresó objeciones basadas en motivos espirituales. A pesar de esta controversia, el lanzamiento continuó, según lo programado, marcando un paso significativo en la exploración lunar y la colaboración entre la NASA y el sector privado.

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