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Algunos de los molinos de viento más antiguos del mundo se encuentran en Nashtifan (o “picadura de tormenta”), en una serie de llanuras azotadas por el viento del noreste de Irán.

Se cree que estas estructuras de eje vertical se construyeron hace más de 1000 años. Todavía funcionan en la actualidad e inclusive podrían usarse para moler granos y convertirlos en harina. Pero, ¿cuál es la ciencia detrás de su funcionamiento a pesar del paso del tiempo?

El viento incesante durante casi todo el año junto con la escasez hídrica fueron dos factores que impulsaron a los antepasados ​​a hacer un uso eficiente de esta energía natural, por lo que se inventaron los molinos de viento llamados localmente como Asbad.

Se cree que el diseño se creó en el este de Persia entre el 500 y el 900 d.C. y desde entonces se han utilizado durante siglos.

Modelo Museo Alemán. Wikimedia. CC-BY-SA-3.0

Asbad es una de las estructuras arquitectónicas más importantes de Irán en sus regiones desérticas, que convierte la energía cinética del aire en otras formas de energía.

Durante el período de vientos de 120 días, los vientos pasan a través de las aberturas del receptor de viento y giran las ruedas y paletas, el gran peso de la maquinaria de molienda y la rueda se ejerce sobre el eje y hace girar las piedras de molino.

Para hacer uso óptimo del viento, los molinos de un pueblo o ciudad solían estar concentrados en un solo lugar en el punto más alto de esa área.

Producidos a base de arcilla, paja y madera, los molinos de viento pueden medir hasta 65 pies de altura, con “piedras de moler” para convertir el grano en harina.

Aunque hay una treintena de molinos similares en la zona, en 2002 los molinos de viento de Nashtifan fueron registrados como patrimonio nacional por el Departamento de Patrimonio Cultural de Irán, los únicos que aún están en funcionamiento.

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