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Un día como hoy, pero de 1969, el cohete Saturno V iniciaba desde Cabo Cañaveral en Florida, EE.UU., un viaje que haría historia. Los protagonistas, tres astronautas y un complejo equipamiento preparado por años para deslumbrar al mundo entero.

“Es el inicio de una nueva era”, señaló Neil Armstrong en una conferencia de prensa posterior a la gran travesía.

Más de 600 millones de personas siguieron paso a paso el esperado viaje, uno que prometió a inicios de la década del 60 el presidente estadounidense John F. Kennedy y que un 16 de julio de 1969 se materializó.

Neil Armstrong, Edwin Aldrin y Michael Collins ya iban rumbo a la luna. El monitoreo en tierra era exhaustivo.

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“El desafío es controlar una serie de parámetros que van desde los parámetros del cohete, incluso el estado de salud de los astronautas”, explica el coronel Luis Felipe Sáez, subdirector de Asuntos Espaciales de la FACH.

El cohete de 110 metros de altura fue de a poco desprendiéndose de sus fases inferiores para dejar la esfera terrestre.

Seguía adelante la tercera fase y la parte delantera donde se situaba el Apolo 11 compuesto por el módulo lunar Eagle que pisaría la luna y la nave Columbia, con su módulo de servicio y el de mando donde los astronautas pasaron la mayor parte del tiempo.

“Tuvieron que desarrollar un computador pequeño y que pudiera procesar todos los cálculos en tiempo real”, comentó Constanza Yovaniniz, astrónoma del planetario de la Universidad de Santiago.

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A pocos minutos del despegue habían alcanzado 190 kilómetros de altura, ya estaban en el espacio exterior

“Una vez que logra salir de la Tierra entra en una órbita entorno a la Tierra y luego con otro impulso tienen que lanzarse a una órbita Tierra-Luna”, indicó Patricio Rojo, astrónomo y profesor de la Universidad de Chile.

Venía ahora el trayecto final, pero estaban muy lejos de la luna, a más de 384 mil kilómetros. Un nuevo impulso era necesario para llegar a orbitarla y dar pie a un planificado descenso.

El 20 de julio, finalmente, 4 días después del despegue, Armstrong y Aldrin lograban la gran hazaña: alunizar en el mar de la tranquilidad. El hombre ya había llegado a la luna.

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El Eagle ha aterrizado“, se escucha en la transmisión oficial. Es Armstrong quien habla y ha guiado la nave. Luego se escucha la gran frase que pasaría a la historia.

“Un pequeño paso para el hombre, pero un gran paso para la humanidad”, anuncia Neil Armstrong.

Un momento histórico sellado con la instalación de la bandera estadounidense. Fueron más de dos horas de caminata sobre la superficie lunar, tiempo en el que debieron recoger muestras e instalar instrumental científico, para luego iniciar un complejo viaje de regreso, que pudieron sortear con éxito tras 8 días de una travesía que cambiaría el curso de la humanidad.

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