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En medio de la celebración del 50 aniversario del aterrizaje del Apolo 11, es fácil ver por qué la misión estaba destinada a ser un éxito. La NASA preparado la proeza durante años, específicamente desde que el presidente John F. Kennedy entregó su famoso discurso en la Universidad de Rice en 1962, en el cual afirmó que Estados Unidos “iría a la Luna dentro de esta década”.

Cuando Neil Armstrong y Buzz Aldrin tocaron la superficie lunar el 20 de julio de 1969, nos enfrentamos al desafío con tiempo de sobra. Era un momento de orgullo nacional para Estados Unidos y triunfo histórico para la humanidad.

Pero también es importante recordar que fácilmente todo podría haber salido mal. Y, en la eventualidad de un error fatal, el presidente Richard Nixon tenía un discurso preparado por si el Apolo 11 no hubiera salido bien.

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Una llamada fatídica

Viajar por el espacio es inherentemente peligroso, y una gran cantidad de problemas pudo haber arruinado la misión, desde el momento del lanzamiento hasta el aterrizaje. Pero mientras la NASA ya había enviado astronautas al espacio exterior, la misión Apolo 11 sería la primera vez en que los humanos pondrían un pie en “otro mundo” y zarparían de ese terreno ajeno.

Si el módulo lunar hubiera experimentado cualquier problema tratando de dejar la superficie del satélite hubiera sido el fin para Armstrong y Aldrin, nadie habría llegado a rescatarlos.

“Los estadounidenses se han acostumbrado a los finales felices en los vuelos espaciales. Yo también”, escribió William Safire, escritor de discursos de Nixon, en su autobiografía Before The Fall: An Inside View of the Pre-Watergate White House.

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A pesar de fallas ocasionales, más notablemente el incendio del Apolo 1 que mató a tres astronautas, los esfuerzos de la NASA han sido destacablemente exitosos. Una llamada desde el Apolo 8 por parte del astronauta Frank Borman fue lo que convenció a Safire de los reales peligros de la misión; desde su libro, Discover Magazine extrae;

“Pero el 13 de junio, Frank Borman -un astronauta que le gustaba al presidente y que la NASA había asignado como nuestro fienza – me llamó para decir, ‘Deberías pensar en alguna postura alternativa para el presidente en caso de que el Apolo 11 falle.’ (…) El potencial de la tragedia se destacó por la naturaleza de la falla más posible: la inhabilidad de volver desde la Luna. El desastre no vendría en la forma de una explosión repentina- vendría en forma de un hombre varado en la Luna”.

Como resultado de este intercambio, Safire escribió un discurso para que Nixon leyera “En caso de un desastre lunar”. Nunca lo envió oficialmente y cuando la misión mostró ser un éxito, lo guardó calladamente en el Registro de Archivos Nacionales.

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Pero en 1999, 30 años después del aterrizaje, Safire habló sobre el proto-discurso en Meet The Press del canal NBC, llevándolo a la atención de muchos por primera vez.

Acá está el texto de aquel discurso, el cual establece el tono con la primera línea. Safire especificó que este discurso se debía comunicar sólo después de que las viudas de los astronautas se enteraran de las malas noticias.

En caso de un desastre lunar:

El destino ha ordenado que los hombres que fueron a explorar la Luna se queden en la Luna para descansar en paz.

Estos valientes hombres, Neil Armstrong y Edwin Aldrin, saben que no hay esperanza para su rescate. Pero también saben que hay esperanza para la humanidad en su sacrificio.

Estos dos hombres están entregando sus vidas para la meta más noble de la humanidad: la búsqueda de la verdad y el entendimiento.

Serán velados por sus familias y amigos; serán velados por su país; serán velados por la gente de este planeta; serán velados por una Madre Tierra que se atrevió a enviar a dos de sus hijos hacia lo desconocido.

En su exploración, unieron a la gente del mundo para que se sintiera como una unidad; en su sacrificio, ataron con más fuerza la hermandad del ser humano.

En el pasado, el hombre miraba las estrellas y veía a sus héroes en las constelaciones. Hoy, hacemos lo mismo, pero nuestros épicos héroes están hechos de carne y sangre.

Otros los seguirán, y de seguro volveran sanos a casa. La búsqueda del hombre no será negada. Pero estos hombres fueron los primeros, y se mantendrán así por siempre en nuestros corazones.

Porque cada ser humano que mire a la Luna en las noches venideras sabrá que hay un rincón de otro mundo que siempre pertenecerá a la humanidad.

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