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Cuatro expertos en diferentes áreas se juntaron hoy en el panel “¿Qué especie queremos ser?” del Congreso Futuro 2019. Siendo la pregunta temática de este año, los académicos especializados en diferentes áreas discutieron sobre el futuro de la humanidad de manera científica, social, psicológica y espiritual.

Células casi sintéticas

Floyd Romsberg, doctor en química y experto en la expansión del alfabeto genético, se refirió a la alteración de células para la obtención de un proceso de síntesis artificial, en pos de la regeneración de tejidos.

Afirmando que “las proteínas permiten a la célula ser lo que es”, el académico se refirió a como los aminoácidos se combinan para permitir el proceso de mitosis de información genética.

“Cada trío de letras en el ADN se une a través de un aminoácido, si pudieran agregar datos a la información disponible, las células tendrían más propiedades o formas nuevas”, recalcó Rosemberg con respecto a los experimentos realizados.

De la misma forma en que existen tratamientos médicos con drogas que pueden alterar la información genética a través de proteínas, “se puede agregar una 5ta y 6ta letra para poder modificar el proceso de recuperación de este vital elemento al momento de la mitosis“, apuntó Romsberg.

Asimismo, el doctor en química apuntó que con su equipo de investigación logró mezclar moléculas necesarias para la comprensión de aminoácidos de mejor manera debido al efecto “hidrofóbico” de aceites insertados en los tríos de letras de la información genética.  Con esto lograron crear células protozooícas capaces de dar vida a proteínas que ciertos aminoácidos no pueden construir.

Dicho descubrimiento se puede traspasar a células humanas para crear tipos síntesis que no están disponibles de forma natural, lo cual permite que células humanas pueden dividirse sin la necesidad de aminoácidos.

Conciencia integral

Por otra parte, Patricia May, antropóloga de la Universidad de Chile, explicó la “necesidad de concentrarnos en la consciencia del ‘sí’ mismo”. La académica habló de los desafíos de la introspección en una época permeada por las tecnologías. Para esto, apuntó brevemente los estadios de la reflexión humana a través del tiempo.

En los primeros millones de años, ahonda la experta, el ser humano vivía en una forma de conciencia arcaica, relacionada con la supervivencia. En segundo lugar cuando se desarrollaron las culturas agrícolas, recolectoras y pescadoras la sociedad pasó a tener una conciencia mágica, ya que el ser humano se siente uno más del ecosistema que lo rodea.

En tercer lugar, May declara que la conciencia dogmática surgió con el sedentarismo y el asentamiento de las sociedades. “Es la sociedad donde dios daba las reglas. Se vive en lo correcto o incorrecto, en un contraste contraste constante de la persona buena o mala”, afirmó.

Por otra parte, la conciencia racional, explica la antropóloga, surge del renacimiento en adelante. Se establece una visión de mundo objetiva: “es un mundo constituido por objetos que el ser humano necesita estudiar, es por esto que divide todo en partes. De este pensamiento surge la ciencia como la conocemos“, declaró.

Expone que la conciencia del relativismo surge el concepto de que el espectador genera la realidad. “Surge la idea de que cada uno tiene derecho a vivir, pensar y hacer como lo que ha hecho desaparecer los valores sociales”, apunta. Por otra parte, la experta afirmó que la realidad se vive como algo múltiple y única para cada contexto social.

Bajo este último concepto surge la necesidad de que el ser humano aprenda nuevas habilidades debido a que “el mundo es muy complejo“, explicó May. Según la antropóloga, se necesita intuir hacia donde van los flujos de conciencia o información de una forma mucho “más telepática“.

“La observación se transformará en la forma con la que nos daremos cuenta de como afectaremos al medioambiente, una vez que la consciencia llegue a un estadio de trasendencia”, afirmó la experta. “Con la meditación, crece el lóbulo frontal. Hacia allá tenemos que ir, al desenvolvimiento total del ser humano. Sólo desde allá la tecnología y el conocimiento podrá ser puesta a servicio del bien planetario”, concluyó.

Siestas para mejorar

Sidarta Ribeiro, doctor en comportamiento animal, profesor de neurociencia y vicedirector del Instituto del Cerebro de la Universidad Federal de Rio Norte de Brasil, expuso sobre la urgencia de eliminar la carencia de necesidades básicas para enfocarnos en la educación.

“Todos los problemas del planeta tienen que ver con la educación y las condiciones de desigualdad. La escuela puede resolver todos estos problemas, todo el mundo lo sabe”, declaró Ribeiro. Sin embargo el experto afirmó que las oportunidades no son equitativas para las personas que sufren con la pobreza extrema.

El docente señala que el sistema educativo tiene 5 mil años de antigüedad y existe una necesidad por cambiarlo. Del mismo modo, propuso”mejorar los sueldos de maestros y maestras en un 300% y bajar el número de estudiantes en aulas.”

Ademas, aboga por un sistema de siestas después de las clases, afirmando que luego de 5 a 6 días, los estudiantes mantienen la información aprendida y que la retención de información es un problema mundial, puesto que “la gente aprende y luego de un año se olvida, y este sistema puede solucionar eso”.

En el mundo a 750 millones de analfabetos todavía, este sistema puede resolver el problema de alfabetización en 3 semanas en vez de 3 años“, concluyó el académico.

La crisis necesaria para el cambio

Alfonso Montuori, doctor en Psicología e investigador de la imaginación, afirma que la sociedad ha creado una situación donde las personas solo “piensan en distopías y nadie habla de progreso, esto hace que los jóvenes no piensen en el futuro“.

Montuori explica que cuando se piense en el futuro dentro del imaginario colectivo del siglo XX, no existe la naturaleza ni la diversidad racial. “Los mayas tenían razón, el mundo sí terminó en el año 2012“, dice, ya que después de la sociedad industrial ya no se piensa sobre el progreso, sólo se piensa en evitar desastres realmente peligrosos o problemas sociales.

El investigador asegura que el ser humano no se debería separar de la naturaleza, ya que somos uno con ella. Además habló del proceso de automatización de las personas, debido a que las inteligencias artificiales se están acoplando a la cultura y las formas de configuración social.

Por último, explicó que esto genera una crisis de identidad en los jóvenes, lo que lleva a que no quieran hablar del futuro. Si bien esto puede ser grave, apunta que esto trae a la mesa nuevos temas de discusión, tales como “el amor y la necesidad de ser feliz“. El experto concluyó afirmando que “este tiempo de crisis, es el indicado para comenzar a realizar un cambio“.

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