Un nuevo análisis de datos de 3,101 personas a lo largo de tres generaciones ha descubierto que permanecer más tiempo en la escuela no solo se traduce en una mejor educación, sino que también puede estar asociado con una vida más larga y un envejecimiento celular más lento.

El estudio, realizado por investigadores de Estados Unidos, Noruega y el Reino Unido y publicado en JAMA Network Open, examinó la relación entre la escolaridad y la salud utilizando datos del Estudio del Corazón de Framingham, un proyecto de investigación que ha estado siguiendo a un gran grupo de residentes desde 1948.

Los resultados mostraron que un extra de dos años de escolaridad se tradujo en un envejecimiento promedio de 2-3% más lento. Esto se determinó utilizando un algoritmo de reloj epigenético que mide la edad biológica a través de marcadores en el ADN. Es importante destacar que cuando se habla de un envejecimiento biológico más rápido, no se refiere a que los cumpleaños lleguen más rápido, sino que las células muestran signos de daño antes.

Los investigadores utilizaron un enfoque innovador que tuvo en cuenta la movilidad educativa, es decir, cuánta educación alcanzó alguien en comparación con sus padres y hermanos, para minimizar las diferencias dentro de las familias y comprender con mayor precisión cómo la educación afecta el envejecimiento y la longevidad.

Según el epidemiólogo Daniel Belsky de la Universidad de Columbia, “las personas con niveles más altos de educación tienden a vivir vidas más largas, pero hay muchos desafíos para entender cómo sucede eso y si las intervenciones para promover la educación contribuirán a una longevidad saludable”.

Aunque aún no se ha abordado por qué exactamente ocurre esta asociación, se sugiere que factores como la capacidad para pagar una mejor atención médica y acceder a un estilo de vida más saludable podrían estar en juego.

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