La vida en el espacio representa desafíos inesperados para el cuerpo humano, y eso los científicos lo saben, motivo por el que sus astronautas enviados al espacio son analizados previo, durante y post el vuelo. Son estos datos lo que permiten conocer como la microgravedad, la radiación solar y la permanencia orbital puede afectar la salud. Uno de los fenómenos más conocidos es la anemia espacial.

Un estudio revelador realizado en la Estación Espacial Internacional (EEI) ha proporcionado nuevas perspectivas sobre este misterioso fenómeno y sus impactos duraderos en la salud de los astronautas.

Desvelando el enigma de la anemia espacial

Hasta hace poco, se pensaba que la anemia espacial era una respuesta temporal a los cambios de fluidos en el cuerpo bajo microgravedad.

Durante vuelos espaciales de seis meses, los investigadores descubrieron que el cuerpo humano destruye aproximadamente un 54% más de glóbulos rojos de lo normal.

La investigación identificó esto luego de analizar de hierro en sangre y pruebas de aliento basadas en monóxido de carbono, los investigadores realizaron mediciones precisas en 14 astronautas en la EEI.

Por cada molécula de monóxido de carbono exhalada, se destruía una molécula de pigmento en los glóbulos rojos, proporcionando una aproximación útil de la pérdida de estos componentes esenciales.

Impacto duradero en la circulación sanguínea

Durante su estancia en el espacio, los astronautas experimentaron una pérdida continua de glóbulos rojos, llevándolos gradualmente hacia niveles de anemia. Contrario a las expectativas, esta pérdida no se detuvo después de 120 días, incluso cuando todos los glóbulos rojos en sus cuerpos se generaron en el espacio.

A su regreso a la Tierra, cinco de los 13 astronautas desarrollaron niveles clínicamente diagnosticables de anemia.

La anemia espacial afectó la circulación del suero de hierro en la sangre, y aunque los niveles de glóbulos rojos se restablecieron unos meses después del retorno a la Tierra, persistía una destrucción del 30% más de glóbulos rojos incluso un año después del vuelo espacial.

Desafíos para futuras misiones espaciales

La investigación publicada en la revista Nature Medicine plantean preocupaciones significativas para las misiones espaciales futuras. Si bien la falta de gravedad no supone un problema inmediato, el retorno a la Tierra y la exposición a la gravedad pueden afectar la energía, resistencia y fuerza de los astronautas que han experimentado anemia espacial.

“Afortunadamente, tener menos glóbulos rojos en el espacio no es un problema cuando el cuerpo no pesa”, explicó Trudel. “Pero al aterrizar en la Tierra y potencialmente en otros planetas o lunas, la anemia que afecta su energía, resistencia y fuerza puede amenazar los objetivos de la misión”.

Estos nuevos hallazgos subrayan la necesidad de comprender mejor los efectos a largo plazo de la vida en el espacio y ajustar las estrategias de salud y nutrición de los astronautas para abordar estos desafíos fisiológicos.

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