Columna de Juana Mora Lara: Cuidado de pacientes con cáncer de mama terminal

Comprender las complicaciones médicas que enfrentan las personas que padecen cáncer de mama permite entender el impacto de esta enfermedad en la vida de ellas y sus familias, evidenciando la importancia de los cuidados otorgados por los profesionales de salud para mejorar su calidad de vida.

Durante esta enfermedad, las células alteradas de la mama se multiplican sin control y forman tumores que, de no tratarse, pueden propagarse por todo el cuerpo y causar la muerte. Se clasifica en estadios (que van del 0 al IV), y se catalogan desde lesiones premalignas hasta la metástasis, donde el cáncer se ha diseminado, afectando a otros órganos como huesos, hígado, pulmón y cerebro. La tasa de supervivencia promedio a 10 años de las mujeres con cáncer de mama invasivo no metastásico es del 84 %.

De acuerdo con los datos publicados por el Observatorio Global del Cáncer (GLOBOCAN) en 2020, la tasa de incidencia (nuevos casos) estimada de cáncer de mama en Chile para ese año era de 55 por cada 100.000 personas de todas las edades.

Similarmente, según los datos publicados por el Departamento de Estadísticas e Información de Salud, para el año 2020 el número de personas fallecidas por cáncer de mama fue de 1.657 personas, con una tasa de mortalidad correspondiente a 8,52 defunciones por cada 100.000 habitantes. El cáncer de mama es la segunda causa de muerte de mujeres en Chile.

La atención profesional que dedicamos las y los matrones a las personas con cáncer de mama está orientada a otorgar cuidados especializados y de calidad en todo el proceso de la enfermedad.

Quienes nos dedicamos al cuidado de estas personas y sus familias, transitamos con ellas entre el dolor, el miedo, la incertidumbre y la apatía, cumpliendo distintos roles, donde muchas veces la compañía y contención que el profesional puede entregar cobra un rol tan relevante como lo son los tratamientos terapéuticos.

Es imposible no admirar la entereza con la que las personas con cáncer de mama deben afrontar esta compleja enfermedad, instándose a sí mismas a seguir luchando, con todas las dificultades socioemocionales y físicas que esto conlleva. Se pone a prueba al ver una mujer que ya no tiene más fuerzas, solo quiere descansar y parar de sufrir.

Sin duda alguna, en cada experiencia vivida, la satisfacción que produce la tarea cumplida y la emoción que genera el agradecimiento de estas mujeres y sus familias son una potente motivación para seguir aprendiendo.

Dedicado a todas las grandes mujeres que he tenido el honor de acompañar.