A casi dos años del pico de infecciones de la pandemia de COVID-19, que tomó al mundo por sorpresa, diversos estudios continúan explorando la naturaleza de este peligroso virus. Recientemente, se han destacado investigaciones que buscan entender la manifestación del temido “COVID largo”.

Investigaciones recientes sostienen que con cada infección por SARS-CoV-2, aumentan las posibilidades de desarrollar el COVID largo. A pesar de que originalmente se pensaba que los riesgos de padecer la forma más prolongada de la enfermedad eran bajos, especialmente en jóvenes y niños vacunados, parece que estas cifras se incrementan con cada encuentro con el coronavirus.

El médico Rambod Rouhbakhsh advirtió en un podcast de la Asociación Médica Estadounidense: “Cada infección posterior de COVID aumentará tu riesgo de desarrollar problemas de salud crónicos como diabetes, enfermedad renal, insuficiencia orgánica e incluso problemas de salud mental. Esto desmiente el mito de que los encuentros repetidos con el virus son leves y que no hay que preocuparse. Es similar a jugar a la ruleta rusa“.

El COVID largo se define como una enfermedad multisistémica que puede tener efectos devastadores en el cuerpo humano. Hasta un 50% de las personas que han padecido COVID-19 han experimentado síntomas duraderos que han afectado su calidad de vida.

Las estimaciones globales sugieren que actualmente 65 millones de personas sufren de COVID prolongado. Aunque los niños parecen ser afectados a tasas más bajas, no están completamente exentos.

El epidemiólogo Benjamin Bowe y colegas siguieron a 138,818 veteranos estadounidenses con infecciones por SAR-CoV-2 durante 2 años. Sus datos demuestran que, en reinfecciones, los pacientes tenían un mayor riesgo de COVID prolongado en múltiples sistemas de órganos.

Los efectos adversos para la salud de dos infecciones son peores que uno, y tres infecciones son peores que dos, explican los investigadores. Esto propone que el COVID largo es acumulativo, al menos dentro de este grupo de personas y con este número de reinfecciones.

Aunque esta investigación se centra en pacientes de asuntos de veteranos de EE. UU., no es el único estudio que encuentra esta tendencia preocupante. Otro estudio con un muestreo más amplio en 10 provincias canadienses y otro que aún no ha sido revisado por pares, basado en datos de 1.5 millones de personas en EE. UU., apuntan a conclusiones similares.

Aunque no está claro si esto se debe a la reinfección en general o a cambios en las nuevas cepas de SARS-CoV-2, los estudios advierten que estas conclusiones aún son “limitadas en número y generalizabilidad”.

Según afirmó ScienceAlert, es evidente que el virus afecta nuestros sistemas inmunológicos, agotando nuestras células T de memoria, cruciales para la inmunidad a largo plazo. Independientemente de si experimentamos una infección leve o grave por COVID, el virus agota nuestras defensas, contribuyendo a brotes más graves y frecuentes de otras enfermedades como la neumonía y el VSR. La lucha contra el COVID largo persiste, y la necesidad de comprender sus complejidades se vuelve más urgente que nunca.

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