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Durante estos años de lucha contra el SARS-CoV-2, la humanidad ha sido testigo del poder que tiene este virus para propagarse y seguir mutando. Según los expertos, la respuesta se encuentra en que una persona no vacunada representa una incubadora para el desarrollo de nuevas cepas.

Si bien los especialistas han manifestado que la característica de mutación es algo normal en cualquier virus con material genético ARN (ácido ribonucleico), el peligro con el COVID-19 es que sus continuas mutaciones den paso al desarrollo de variantes mucho más contagiosas, como ha ocurrido con Delta y Ómicron.

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Desde 2021, científicos de la Universidad de Missouri se han dedicado a secuenciar una o dos veces al mes el ARN del COVID encontrado en las aguas residuales de 14 plantas de tratamiento de la ciudad de Nueva York, en Estados Unidos. El resultado es alarmante.

El equipo detectó cuatro nuevas variantes del COVID-19, llamadas mutaciones “crípticas”.

En el estudio, detallan que el material genético encontrado en el agua corresponde a seres humanos, pero también tiene una pequeña cantidad de ARN de perros, gatos y ratas.

Aún no se ha detectado a algún humano contagiado con estas variantes crípticas y el equipo se encuentra analizándolas para descubrir su verdadero origen, uno que -en base a sus teorías- podría encontrarse en el ser humano.

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Teorías de su origen

Estas variantes crípticas no tienen potencial para provocar olas de contagios, pero se cree que podrían provenir de los humanos pues los restos del virus de las personas contagiadas -incluyendo a los asintomáticos- viajan por el agua residual a través de la materia fecal.

También puede ser que las personas que padecen COVID-19 grave durante mucho tiempo o quienes tienen un sistema inmune deprimido favorezcan la aparición de nuevas variantes.

Finalmente, podría tratarse de un origen humano en personas que no se han secuenciado, ya que a menos del 13% de la población neoyorquina le han tomado muestras para secuenciarlas.

El estudio completo fue publicado en la revista Nature Communications.

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