Un artículo publicado por investigadores canadienses arrojó la relación entre el consumo de anticonceptivos orales combinados (AOC) con cambios en una de las regiones del cerebro, en específico el grosor de la corteza prefrontal ventromedial de las mujeres que consumían estos anticonceptivos.

Una investigación previa publicada en la revista Open,  ya habían detectado la influencia de las hormonas de estradiol y progestina en las diferencias sexuales y los trastornos de ansiedad y miedo en mujeres.  Ahora, este estudio investigó los efectos actuales y duraderos del uso de anticonceptivos orales, así como el papel de las hormonas sexuales sintéticas y las producidas por el cuerpo en las regiones del cerebro relacionadas con el miedo.

Actualmente, más de 150 millones de personas utilizan anticonceptivos orales, siendo muy populares los AOC.  Sin embargo, al momento de prescribirlas solo se informan los efectos secundarios físicos que provocaría su uso, como la interrupción del ciclo menstrual. Mientras que, raramente se informa a adolescentes y mujeres respecto de los efectos que tendrán las AOC en el desarrollo de sus cerebros.

Para la investigación publicada en The Lancet Psychiatry, se reclutó 62 mujeres que estaban usando anticonceptivos orales compuestos, 37 mujeres que anteriormente usaron AOC, pero que no lo hicieron en el momento del estudio, 40  que nunca utilizaron ningún tipo de anticonceptivo hormonal y 41 hombres. El análisis de comparación de esta muestra permitió a los investigadores ver que el uso de anticonceptivos orales sí producían alteraciones morfológicas cerebrales en usuarias que consumen AOC en comparación con los hombres. Además, de sugerir que estos anticonceptivos pueden atribuir un factor de riesgo para la regulación de las emociones durante su uso.

Aunque, estos cambios en el cerebro no serían permanentes. Dado que, según los hallazgos de la investigación, el grupo de mujeres que usaron AOC anteriormente al estudio no presentaron alteraciones en sus cerebros. Además, los investigadores recalcaron que aún no hay conclusiones firmes sobre el impacto de las alteraciones de la estructura cerebral en las emociones o el comportamiento de un individuo.

Por último, los investigadores también encontraron que la estructura en una región del cerebro que promueve el miedo, la corteza cingulada anterior dorsal en hombres era biológicamente más pequeña y  una corteza prefrontal ventromedial más espesa que las de las mujeres. Hallazgos que pueden representar vulnerabilidades estructurales a las psicopatologías que afectan predominantemente a las mujeres, lo que se puede traducir en una predisposición femenina a promover el miedo.

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