La enfermedad de Parkinson, la segunda enfermedad neurodegenerativa más común a nivel mundial, podría tener un nuevo horizonte de tratamiento gracias a la investigación liderada por la estudiante de Doctorado en Neurobiología de la Universidad Mayor, Javiera Arcos.

Su estudio revela resultados prometedores sobre la terapia génica con el factor de crecimiento insulínico tipo 2 o IGF2.

El IGF2, el péptido relacionado con la insulina menos estudiado, es un polipéptido monocatenario que pertenece a una familia de proteínas relacionadas con la insulina, se expresa en la mayoría de los tejidos durante la vida fetal y se encuentra predominantemente en el cerebro y la médula espinal durante la edad adulta. Detalla el estudio.

El estudio

Los síntomas motores característicos del Parkinson, como temblores en reposo y dificultad para regular el movimiento, son difíciles de abordar una vez que la pérdida neuronal ya está avanzada. Y es esto a lo que apuntó el estudio, demostrando en modelos preclínicos basados en la acumulación de la proteína alfa-sinucleína (clave en desarrollo de esta enfermedad) que aplicar una terapia con IGF2 es eficaz.

De hecho, la administración de IGF2 en los roedores macho redujo la acumulación de esta proteína tóxica y, lo que es más significativo, previno la muerte de las neuronas dopaminérgicas, particularmente vulnerables en el Parkinson.

Además de los beneficios en la supervivencia neuronal, la terapia también mostró mejoras en la conectividad sináptica en la región cerebral afectada por la enfermedad. Estos resultados positivos se tradujeron en mejoras motoras, evidenciadas en pruebas que evaluaron la coordinación y el equilibrio en los modelos preclínicos.

La Dra. Javiera Arcos enfatiza la importancia de desarrollar tratamientos más efectivos para el Parkinson, una enfermedad crónica que impacta significativamente la calidad de vida de los pacientes.

Los hallazgos sugieren que la terapia génica con IGF2 podría ser una estrategia valiosa para retrasar o detener la progresión de la enfermedad.

Este descubrimiento no es el primero de su tipo, ya que la línea de investigación del Dr. Vidal había demostrado previamente el efecto neuroprotector de IGF2 en la enfermedad de Huntington. Con estos resultados alentadores, la molécula se posiciona como una candidata prometedora para nuevas terapias en enfermedades neurodegenerativas.

El estudio fue publicado en la revista Cell Death Discovery.


El estudio es dirigido por los investigadores Dr. René Vidal y Dr. Diego Rojas Rivera, del Centro de Biología Integrativa y del Centro de Biomedicina, respectivamente, y contó con la colaboración con laboratorios internacionales de Alemania (Universidad de Bonn) y España (Universidad de Málaga).

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