La pandemia nos ha hecho querer volver a esos días prepandémicos en los que no se utilizaban mascarillas en lugares públicos, ni se mantenía distancia de casi dos metros con otras personas, ni había que repensar seriamente si era necesario salir de vacaciones.

Sin embargo, ante el aumento de casos de COVID-19, especificamente por la variante Ómicron, varias instituciones sanitarias han manifestado la necesidad de continuar manteniendo las restricciones contra el virus, pese a la alta tasa de vacunación.

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Contrariamente a estas indicaciones, y en medio de una alza de contagios, varios países de Europa han decidido dar un paso al costado y declarar el fin de la pandemia. Dinamarca es el primer país en adoptar esta medida, donde ya no es obligación usar mascarillas en interiores, ni existen restricciones en restaurantes y la vida cultural y social se reabre sin condicionamientos.

Estamos listos para salir de la sombra del coronavirus, decimos adiós a las restricciones y le damos la bienvenida a la vida que teníamos antes. La pandemia sigue, pero hemos pasado la etapa crítica”, manifestó Mette Frederiksen, primera ministra danesa.

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El país justificó esta decisión debido a su alta tasa de vacunación contra el SARS-CoV-2 (sobre el 60% de la población). Siguiendo sus pasos, Reino Unido, Francia, Suecia, Noruega, Finlandia y Austria también deshicieron sus restricciones.

Si bien hace algunos días la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von Del Meyer, manifestó que más del 50% de la población adulta europea ha recibido a lo menos una dosis de refuerzo, también aclaró que “la pandemia no ha terminado y la variante Ómicron se está propagando muy rápido en muchos países de la UE”.

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