Para enfrentar los nuevos casos o expansión del COVID-19, autoridades mundiales mantuvieron durante más de un año desde que comenzó la pandemia la implementación de confinamiento para evitar la aglomeración de personas.

Estudios ya han demostrado cómo esto ha provocado una disminución en la calidad de vida de las personas, además de aumentar la angustia psicológica.

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Ahora, un nuevo estudio se dedicó a analizar a las niñas, mujeres jóvenes y mujeres adultas de Uganda. Una población que su 51% ya sufre de una gran violencia por parte de sus parejas.

El estudio de cohorte prospectivo siguió durante tres meses -desde julio a octubre de 2020- a 148 mujeres que viven en asentamientos informales de Kampala, Uganda.

Las voluntarias tienen:

  • Una edad promedio de 32,9 años.
  • El 50,7% estaba casada o vivía en pareja.
  • 78,2% informa tener inseguridad alimentaria durante el periodo de confinamiento.

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El estudio, publicado en PLOS Global Public Health, arrojó que solo el 10,1% siguió al pie de la letra las medidas preventivas -como distanciamiento social, uso de mascarillas, desinfectante de manos-.

Sin embargo, lo más preocupante es que el 58,1% de la cohorte estudiada sufrió al menos una forma de violencia de pareja íntima (IPV). Esto significa que cada mujer y niña tiene la probabilidad de experimentar más de 3,87 veces IPV.

El equipo detalla que no pudieron hacer un seguimiento posterior a estas mujeres durante la primera ola de COVID-19 en Uganda, para conocer el contexto sociocultural que rodea estos episodios de violencia. Agregan que es vital que el país integre dentro de sus medidas COVID una estrategia de prevención y respuesta a la violencia.

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