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El académico de la Universidad Católica del Norte y uno de los más reconocidos vulcanólogos de la región, Felipe Aguilera, presentó su exposición  “Los gigantes despiertan”,  en la segunda jornada del Congreso Futuro 2022.

El Doctor en Ciencias Geológicas, se refirió sobre estas aberturas de la superficie terrestre por las que emerge un material rocoso fundido (magma) de las profundidades de la tierra cuando erupcionan. “Cuando los volcanes despiertan, se vuelven un problema”, señaló.

¿Por qué serían un riesgo? En palabras del experto, cuando “explotan de manera efusiva” muchas veces vemos correr estos “ríos de lava”, cuyo problema principal es cuando este elemento interviene en la vida humana y el medio ambiente, como lo fue el caso de el volcán en La Palma, España.

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“En la actividad volcánica pueden existir diversos eventos: caídas de ceniza, restos de lava o aluviones volcánicos y estos son los que se llaman los peligros volcánicos”, explicó.

Exposición y vulnerabilidad frente a los volcanes

Las comunidades y los ecosistemas pueden verse afectados en dos escenarios, exposición y vulnerabilidad. En el caso de la exposición, es lo que materialmente está frente a la peligrosidad

Por otro lado, cuando hablamos de vulnerabilidad, corresponde a una escala que establece cuán afectados podríamos resultar de una actividad volcánica que se divide en tres aspectos:

  • Vulnerabilidad Social: corresponde a un concepto mucho más abstracto que tiene que ver con la condición de las personas con algún impedimento físico, nivel de escolaridad, cuyo trabajo se realiza desde las ciencias sociales y no tanto de las ciencias de la tierra que estudia la vulcanología.
  • Vulnerabilidad Física: cuánto afecta la actividad volcánica en una vivienda.
  • Vulnerabilidad territorial: cuánto afecta la actividad volcánica en los servicios públicos (carretera, comisaría hospitales).

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Aguilera destacó el caso de Calbuco en 2015, que eventualmente “no es vulnerable” porque está lejos de la ciudad. “Sin embargo, si nos movemos alrededor, como Ensenada, son altamente vulnerables”, dijo.

Además enfatizó en la importancia de la “gestión de riesgo de desastres” (GRD), un concepto nuevo. “Son medidas que nos permiten reducir o mitigar los riesgos volcánicos”, agregó.

La educación como herramienta de cambio

Para el geólogo que ha trabajado en planes de evacuación “la educación de la población es clave”. “Es un punto clave la educación a nivel escolar (…), que fuese común en todas las escuelas, en cualquier parte de Chile, estemos cerca o lejos de los volcanes, de empezar a entender qué es el riesgo volcánico (…)”. Esto con el fin de evitar casos, como el de Chaitén en el año 2008.

“Si nosotros no entendemos cómo la comunidad se relaciona con el volcán, no podríamos hacer absolutamente nada. Porque muchas veces, nosotros terminamos aprendiendo más de lo que nos dice la comunidad que de lo que nosotros sabemos desde la parte más técnica y eso es lo que nos permite construir mejores planes de evacuación o mejores planes de resiliencia. Es decir, el cómo nos vamos a recuperar una vez que ocurra el evento”, puntualizó.

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