Un grupo de científicos lograron cultivar exitosamente “mini cerebros” que, por primera vez, generaron ondas cerebrales similares a las de los embriones o infantes prematuros.

Los investigadores de la Universidad de California, en San Diego, Estados Unidos, crearon “cerebros” del porte de arvejas, haciendo crecer a un grupo de células madre en placas de petri, probando su actividad y expresión genética en un plazo de 10 meses.

Esperan que este descubrimiento les permita estudiar y entender el desarrollo temprano del cerebro.

El estudio, publicado en la revista Cell Stem Cell, es del mismo grupo de investigadores que anteriormente mostraron que eran capaces de desarrollar mini cerebros de neandertales en laboratorios.

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Esta vez lo intentaron con Homo sapiens, modificando células madre para formar neuronas a través de una placa de petri que estimulaba el desarrollo temprano del cerebro.

Los pequeños cerebros, conocidos como “organoides”, luego maduraron y crearon conexiones celulares, un componente importante de los cerebros reales que permite a las señales eléctricas transmitirse.

“Estamos un paso más cerca de tener un modelo que realmente podría desarrollar las etapas tempranas de una conexión neurológica sofisticada”, afirmo Alysson Muotri, biólogo molecular de la UCSD y autor del estudio en un comunicado de prensa.

El equipo de Muotri ha estado trabajando con en estos organoides cerebrales durante años, trabajando lentamente en la construcción de un cerebro que pueda actuar como un modelo para estudios futuros. Actualmente, su modelo es un millón de veces más pequeño que el cerebro de un humano adulto.

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“Podrías usar éstos organoides cerebrales para muchas cosas, incluyendo el entendimiento del desarrollo neuronal de humano normal, modelaje de enfermedades, evolución cerebral, catastro de drogas, e incluso para complementar a una inteligencia artificial”, afirmó Muotri.

Para evaluar la actividad cerebral de és mini cerebros, el equipo colocó electrodos en la placa donde los almacenaban. Encontraron evidencia de actividad cerebral en los organoides luego de 2 meses, y una actividad constante luego de 6.

Un algoritmo de aprendizaje, entrenado con 567 señales eléctricas registradas de 39 bebés prematuros de 6 a 10 meses de edad, fue alimentado con las señales eléctricas del organoide. Predijo exitosamente cuántas semanas tenían los cerebros enfrascados, demostrando que pueden imitar el desarrollo temprano de un cerebro normal.

Aunque esto no sugiere que los organoides y los cerebros infantiles sean funcionalmente lo mismo, esta información provee un pequeño avance para que los científicos prueben cerebros que son significativamente más avanzados que modelos previos.

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